jueves, 7 de agosto de 2008

Platón
CRITÓN
INTRODUCCION
El Critón es el más breve de los escritos de la primera época dePlatón. Por su contenido está muy próximo a la Apología. Se tratatodavía de tomar deci siones que pueden salvar la vida. La prisión yla próxima ejecución son las secuencias obligadas de la sentenciadictada en el juicio. Encierra, incluso, una justificación de la actitudadoptada por Sócrates en su defensa. Esta última afirmación no seda aisladamente en ninguna parte del diálogo, como sucede en otrasobras, sino que toda la exposición es una confirmación de lapersonalidad de Sócrates, tal como es posible deducirla de laApología. Es un escrito que no se parece


en nada al resto de los diálogos. No se trata de buscar una definición general de unconcepto ni de rechazar un razonamiento por defecto en la argumentación.Se trata, sobre todo, de adoptar una posición definitiva. Aunen los momentos en que parece que nos movemos en el ámbito de laabstracción, ésta se halla en un segundo plano, puesto que lo únicoimportante es la decisión que al fin se va a tomar.La propuesta que Sócrates hace a Critón es la de repasar losconceptos y los puntos de vista que ambos daban antes por buenos,para comprobar si ahora, en la nueva situación, siguen pareciendolos mismos o hay que rechazarlos. Éste es el tema del diálogo, perocon la circunstancia de que la confirmación va a ser hecha por unhombre al que quedan unas pocas horas de vida. Es el dramatismo que se añade -atoda la argumentación.El heroísmo es, en principio, objeto de admiración paratodos los hombres; pero el acto heroico no puede existir sin el héroe. Es ciertamentedecepcionante que, una vez creadas las circunstancias para el acto heroico, elllamado a llevarlo a cabo se retire de la única manera en que esto es posible:vergonzosamente. El acto heroico es el resultado de una decisión personal y única,que supone la adecuación, más allá de toda dificultad, de la conducta a una idea o aun deber moral. De todo esto tuvo clara intuición Sócrates y, por ello, quizá, tomóuna decisión, aun antes de comparecer ante el tribunal. Parece lógico pensar que elCritón sigue a la Apología, pero esto no es necesariamente deducible de lasreferencias a hechos que aparecen también en la Apología. Ésta es la opinión deGuthrie, con la que coincidimos plenamente. Por las razones apuntadas más arriba,parece que el Critón es el diálogo más próximo a la Apología, pero de ello no seinfiere que su redacción sea casi simultánea, aunque de hecho pudo haberlo sido. Elgran número de diálogos escritos en un período limitado reduce mucho el tiempoque pudo transcurrir entre la redacción de ambos escritos.Parece fuera de duda que Sócrates fue invitado a huir de la prisión y que estainvitación no se limitó a su buen amigo Critón ni a los forasteros citados en 44b.Este propósito, nacido del dolor y la irritación de los discípulos y amigos, debió deencontrar un callado estímulo en el evidente desagrado que muchos ateniensestenían que sentir ante la monstruosidad que, inevitablemente, se iba a producir.Platón cita sólo a Critón y no nombra a otros atenienses; únicamente cita a dosextranjeros. La amistad de Critón con Só crates y el que realmente éste se negara aevadirse eran atenuantes, si alguien hubiera querido presentar una acusación. Perode que Platón no les cite no se puede deducir que su número fuera muy pequeño.Los «otros amigos», de 44e, aparecen más bien como un grupo de apoyo a Critón.Comment: Véase Introducción a laApolog íaComment: Véanse Critón 45b, 52c, yApología 37c, 37d, respectivamente. Laidea de que la vida lejos de Atenas fuerapoco deseable para Sócrates no es unacircunstancia de carácter limitado a la queSócrates aludiera durante la defensa y queCritón cita, es una circunstancia a la que,sin duda, Sócrates daba gran importancia.Por otra parte, las referencias a la defensamisma, al tratarse de hechos reales, nosuponen de ningún modo la existencia dela Apología. Lo mismo sucede con lareferencia a que en el juicio pudoSócrates cmtraproponer el edlio; se tratade algo que sucedió en el juicio y a ellose refiere Critón.Comment: Guthrie, A History of GreekPhilosophy,, vol. IV: Plato. The man andhis Dialogues. Earlier Period,Cambridge, 1975, pág. 93.El diálogo no sería concebible si no se hubiera dado esta incitación a que Sócratesse evadiera y sin que esta circunstancia fuera conocida, al menos, por una buenaparte de los que iban a ser sus primeros lectores. No tuvo Platón que imaginar unasituación a fin de que en ella Sócrates mostrara su entereza moral. La actitud deSócrates se resume muy brevemente. Ninguna otra circunstancia va a ser válida,más que la razón. Si los razonamientos son buenos también ahora, hay queseguirlos sin tener en cuenta ningún peligro. La prosopopeya de las leyes, que noactúan sólo con argumentos sino tratando de hacer coherente el comportamiento deSócrates con toda su vida anterior, es una presentación de máxima eficacia paracontrastar su conducta, aunque algunos razonamientos nos resulten chocantes pornuestra diferente concepción del Estado. ¡Qué diferente resulta el Sócrates de estediálogo del que tuvo que presentar Meleto en la acusación!Sobre que, en realidad, esta conversación se hubiera producido es imposibledecidir. Lo que parece menos probable es que fuera el día antes de que regresarael barco de Delos. Tan inquietos como Critón estarían los otros amigos que, comose nos dice en el Fedón, se reunían en la prisión desde el amanecer. Pero unaconversación semejante pudo haberla tenido Critón en cualquiera de sus intentosde persuadir a Sócrates a que huyera. Critón habría hablado con Platón de estaconversación y éste, con su maravilloso estilo, habría compuesto esta piezabellísima.El hecho de que, en el orden de la realidad cronológica., la continuación de estediálogo se halle en el comienzo y el final del Fedón no implica la menorrelación de un diálogo con otro. En época posterior, cuando la temática.apologética estaba cerrada, al menos formalmente, encontró Platón que era muybello encuadrar un diálogo sobre la inmortalidad del alma entre las primeras lucesdel día de la muerte del maestro y las últimas palabras que éste pronunció cuandoya el veneno ponía fin a su vida.CRITÓNSÓCRATES Y CRITÓNSÓCRATES. - ¿Por qué vienes a esta hora, Critón? ¿No es prontotodavía?CRITÓN. - En efecto, es muy pronto.SÓC. - ¿Qué hora es exactamente?CRIT. - Comienza a amanecer.SÓC. -Me extraña que el guardián de la prisión haya queridoatenderte.CRIT. -Es ya amigo mío, Sócrates, de tanto venir aquí; además harecibido dé mí alguna gratificación.SÓC. - ¿Has venido ahora o hace tiempo?CRIT. -Hace ya bastante tiempo.SÓC. -¿Y cómo no me has despertado en seguida y te hasquedado sentado ahí al lado, en silencio?CRIT. - No, por Zeus, Sócrates, en esta situación tampoco habríaquerido yo mismo estar en tal desvelo y sufrimiento, pero hace ratoque me admiro viendo qué suavemente duermes, y a intención no tedesperté para que pasaras el tiempo lo más agradablemente. Muchasveces, ya antes durante toda tu vida, te consideré feliz por tucarácter, pero mucho más en la presente desgracia, al ver qué fácil yapaciblemente la llevas.SÓC. -Ciertamente, Critón, no sería oportuno irritarme a mi edad,si debo ya morir.CRIT. -También otros de tus años, Sócrates, se encuentran metidos en estascircunstancias, pero su edad no les libra en nada de irritarse con su suerte presente.43abcSÓC. -Así es. Pero, ¿por qué has venido tan temprano?CRIT. -Para traerte, Sócrates, una noticia dolorosa y agobiante, no para ti,según veo, pero ciertamente dolorosa y agobiante para mí y para todos tusamigos, y que para mí, según veo, va a ser muy difícil de so portar.SÓC. - ¿Cuál es la noticia? ¿Acaso ha llegado ya desde Delos el barco a cuyallegada debo yo morir?CRIT. - No ha llegado aún, pero me parece que estará aquí hoy, por lo queanuncian personas venidas de Sunio que han dejado el barco allí. Según estosmensajeros, es seguro que estará aquí hoy, y será necesario, Sócrates, que mañanaacabes tu vida.SÓC. -Pues, ¡buena suerte!, Crit ón. Sea así, si así es agradable a los dioses. Sinembargo, no creo que el barco esté aquí hoy.CRIT. -¿De dónde conjeturas eso?SÓC. - Voy a decírtelo. Yo debo morir al día siguiente de que el barco llegue.CRIT. -Así dicen los encargados de estos asuntos.SÓC. - Entonces, no creo que llegue el día que está empezando sino elsiguiente. Me fundo en cierto sueño que he tenido hace poco, esta noche.Probablemente ha sido muy oportuno que no me despertaras.CRIT. - ¿Cuál era el sueño?SÓC. -Me pareció que una mujer bella, de buen aspecto, que llevaba blancosvestidos se acercó a mí, me llamó y me dijo: «Sócrates,al tercer día llegarás a la fértil Ptía ».CRIT. - Extraño es el sueño, Sócrates.SÓC. - En todo caso, muy claro, según yo creo, Critón.CRIT. - Demasiado claro, según parece. Pero, querido Sócrates, todavía eneste momento hazme caso y sálvate. Para mí, si tú mueres, no será una sola desgracia,sino que, aparte de verme privado de un amigo como jamás encontraréotro, muchos que no nos conocen bien a ti y a mí creerán que, habiendo podidoyo salvarte, si hubiera querido gastar dinero, te he abandonado. Y, en verdad,¿hay reputación más vergonzosa que la de parecer que se tiene en más al dineroque a los amigos? Porque la mayoría no llegará a convencerse de que tú mismono quisiste salir de aquí, aunque nosotros nos esfozábamos en ello.SÓC. -Pero ¿por qué damos tanta importancia, mi buen Critón, a la opinión dela mayoría? Pues los más capaces, de los que sí vale la pena preocuparse, consideraránque esto ha sucedido como en realidad suceda.CRIT. - Pero ves, Sócrates, que es necesario también tener en cuenta la opiniónde la mayoría. Esto mismo que ahora está sucediendo deja ver, claramente, que lamayoría es capaz de producir no los males más pequeños, sino precisamente losmayores, si alguien ha incurrido en su odio.SÓC.- ¡Ojalá, Critón, que los más fueran capaces de hacer los males mayorespara que fueran también capaces de hacer los mayores bienes! Eso sería bueno.La realidad es que no son capaces ni de lo uno ni de lo otro; pues, no siendotampoco capaces de hacer a alguien sensato ni insensato, hacen lo que la casualidadles ofrece.CRIT. -Bien, aceptemos que es así. ¿Acaso no te estás tú preocupando de que amí y a los otros amigos, si tú sales de aquí, no nos creen dificultades los sicofantes aldecir que te hemos sacado de la cárcel, y nos veamos obligados a perder todanuestra fortuna o mucho dinero o, incluso, a sufrir algún otro daño además de éstos?Si, en efecto, temes algo así, déjalo en paz. Pues es justo que nosotros corramos esteriesgo para salvarte y, si es preciso, otro aún mayor. Pero hazme caso y no obres deotro modo.SÓC. - Me preocupa eso, Critón, y otras muchas cosas.CRIT. - Pues bien, no temas por ésta. Ciertamente, tampoco es mucho el dineroque quieren recibir algunos para salvarte y sacarte de aquí. Además, ¿no ves quéd44abcde45aComment: Todos los años se enviabauna procesión a Delos en recuerdo de lavictoria de Teseo sobre el Minotauro,victoria que liberó a Atenas del tributohumano que debía pagar a Minos. Desdeque la nave salía hasta su regreso, no sepodía ejecutar ninguna sentencia demuerte.Comment: El cabo Sunio se halla en elvértice sur del Ática. A partir de ahí losbarcos navegaban sin perder de vista lacosta.Comment: Es el verso 363 de IlíadaIX, en el que Platón ha cambiado laPrimera persona por la segunda.Comment: Los sicofantes erandenunciantes profesionales. Generalmentecobraban del interesado endenunciar, que no deseaba hacerlo por símismo. Eran conocidos y temidos por laspersonas honradas que siempre podíanverse envueltas en una denuncia falsa. Elprimer elemento sico- es la palabra higo(gr. sykon).baratos están estos sicofantes y que no sería necesario gastar en ellos mucho dinero?Está a tu disposición mi fortuna que será suficiente, según creo. Además, si tepreocupas por mí y crees que no debes gastar lo mío, están aquí algunos extranjerosdispuestos a gastar su dinero. Uno ha traído, incluso, el suficiente para ello, Simiasde Tebas. Están dispuestos también Cebes y otros muchos. De manera que, comodigo, por temor a esto no vaciles en salvarte; y que tampoco sea para ti dificultad loque dijiste en el tribunal, que si salías de Atenas, no sabrías cómo valerte. Enmuchas partes, adonde quiera que tú llegues, te acogerán con cariño. Si quieres ir aTesalia, tengo allí huéspedes que te tendrán en gran estimación y que te ofreceránseguridad, de manera que nadie te moleste en Tesalia.Además, Sócrates, tampoco me parece justo que intentes traicionarte a ti mismo,cuando te es posible salvarte. Te esfuerzas porque te suceda aquello por lo quetrabajarían con afán y, de hecho, han trabajado tus enemigos deseando destruirte.Además, me parece a mí que traicionas también a tus hijos; cuando te es posiblecriarlos y educarlos, los abandonas y te vas, y, por tu parte, tendrán la suerte que eldestino les depare, que será, como es probable, la habitual de los huérfanos durantela orfandad. Pues, o no se debe tener hijos, o hay que fatigarse para criarlos yeducarlos. Me parece que tú eliges lo más cómodo. Se debe elegir lo que elegiría unhombre bueno y decidido, sobre todo cuandó se ha dicho durante toda la vida que seocupa uno de la virtud. Así que yo siento vergüenza, por ti y por nosotros tusamigos, de que parezca que todo este asunto tuyo se ha producido por ciertacobardía nuestra: la instrucción del proceso para el tribunal, siendo posible evitar elproceso, el mismo desarrollo del juicio tal como sucedió, y finalmente esto, comodesenlace ridículo del asunto, y que parezca que nosotros nos hemos quedado almargen de la cuestión por incapacidad y cobardía, así como que no te hemossalvado ni tú te has salvado a ti mismo, cuando era realizable y posible, por pequeñaque fuera nuestra ayuda. Así pues, procura, Sócrates, que esto, además del daño, nosea vergonzoso para ti y para nosotros. Pero toma una decisión; por más que nisiquiera es ésta la hora de decidir, sino la de tenerlo decidido. No haymás que. una decisión; en efecto, la próxima noche tiene que estartodo realizado . Si esperamos más, ya no es posible ni realizable. Entodo caso, déjate persua dir y no obres de otro modo.SÓC. - Querido Critón, tu buena voluntad sería muy de estimar, sile acompañara algo de rectitud; si no, cuanto más intensa, tanto máspenosa. Así pues, es ne cesario que reflexionemos si esto debehacerse o no. Porque yo, no sólo ahora sino siempre, soy de condiciónde no prestar atención a ninguna otra cosa que al razonamientoque, al reflexionar, me parece el mejor. Los argumentos que yo hedicho en tiempo anterior no los puedo desmentir ahora porque meha tocado esta suerte, más bien me parecen ahora, en conjunto, deigual valor y respeto, y doy mucha importancia a los mismosargumentos de antes. Si no somos capaces de decir nada mejor en elmomento presente, sabe bien que no voy a estar de acuerdo contigo,ni aunque la fuerza de la mayoría nos asuste como a niños con másespantajos que los de ahora en que nos envía prisiones, muertes yprivaciones de bienes. ¿Cómo podríamos examinar eso másadecuadamente? Veamos, por lo pronto, si recogemos la idea que túexpresabas acerca de las opiniones de los hombres, a saber, sihemos tenido razón o no al decir siempre que deben tenerse encuenta unas opiniones y otras no. ¿O es que antes de que yo debieramorir estaba bien dicho, y en cambio ahora es evidente que lodecíamos sin fundamento, por necesidad de la expresión, pero sóloera un juego infantil y pura charlatanería? Yo deseo, Critón,examinar contigo si esta idea me parece diferente en algo, cuandome encuentro en esta situación, o me parece la misma, y, según elcaso, si la vamos a abandonar o la vamos a seguir. Según creo, losbcde46abcdComment: Simias y Cebes erantebanos. En su ciudad habían sidodiscípulos del pitagórico Filolao.Después, en Atenas, fueron ambosdiscípulos de Sócrates. A los dos les hacePlatón interlocutores de Sócrates en elFedón, si bien el primer dialogante conSócrates es Simias.Comment: Véase la Introducción.hombres cuyo juicio tiene interés dicen siempre, como yo decíaahora, que entre las opiniones que los hombres manifiestan debenestimarse mucho algunas y otras no. Por los dioses, Critón, ¿no teparece que esto está bien dicho? En efecto, tú, en la medida de laprevisión humana, estás libre de ir a morir mañana, y la presentedesgracia no va a extraviar tu juicio. Examínalo. ¿No te parece queestá bien decir que no se deben estimar todas las opiniones de loshombres, sino unas sí y otras no, y las de unos hombres s1 y las deotros no? ¿Qué dices tú? ¿No está bien decir esto?CRIT.- Está bien.SÓC. - ¿Se deben estimar las valiosas y. no estimar las malas?CRIT. - Sí.SÓC. - ¿Son valiosas las opiniones de los hombres juiciosos, ymalas las de los hombres de poco juicio?CRIT. - ¿Cómo no?SÓC. - Veamos en qué sentido decíamos tales cosas. Un hombreque se dedica a la gimnasia, al ejercitarla ¿tiene en cuenta laalabanza, la censura y la opinión de cualquier persona, o la de unasola persona, la. del médico o el entrenador?CRIT. - La de una sola persona.SÓC. -Luego debe temer las censuras y recibir con agrado loselogios de aquella sola persona, no los de la mayoría.CRIT. - Es evidente.SÓC.-Así pues, ha de obrar, ejercitarse, comer y beber según laopinión de ése solo, del que está a su cargo y entiende, y no segúnla de todas los otros juntos.CRIT. - Así es.SÓC. - Bien. Pero si no hace caso a ese solo hombre y despreciasu opinión y sus elogios, y, en cambio, estima las palabras de lamayoría, que nada entiende, ¿es que no sufrirá algún daño?CRIT. - ¿Cómo no?SÓC. - ¿Qué daño es este, hacia dónde tiende y a qué parte delque no hace caso?CRIT. - Es evidente que al cuerpo; en efecto, lo arruina.SÓC. - Está bien. Lo mismo pasa con las otras cosas, Critón, a finde no repasarlas todas. También respecto a lo justo y lo injusto, lofeo y lo bello, lo bueno y lo malo, sobre lo que ahora trata nuestradeliberación, ¿acaso debemos nosotros seguir la opinión de lamayoría y temerla, o la de uno solo que entienda, si lo hay, al cualhay que respetar y temer más que a todos los otros juntos? Si noseguimos a éste, dañaremos y maltrataremos aquello que se mejoracon lo justo y se destruye con lo injusto. ¿No es así esto?CRIT. -Así lo pienso, Sócrates.SÓC. -Bien, si lo que se hace mejor por medio de lo sano y sedaña por medio de lo enfermo, lo arruinamos por hacer caso a laopinión de los que no entienden, ¿acaso podríamos vivir al estar esoarruinado? Se trata del cuerpo, ¿no es así?CRIT. - Sí.SÓC. -¿Acaso podemos vivir con un cuerpo miserable yarruinado?CRIT. -De ningún modo.SÓC. -Pero ¿podemos vivir, acaso, est ando dañado aquello con loque se arruina lo injusto y se ayuda a lo justo? ¿Consideramos quees de menos valor que el cuerpo la parte de nosotros, sea la quefuere, en cuyo entorno están la injusticia y la justicia?CRIT.-De ningún modo.47abcde48aSÓC. - ¿Ciertamente es más estimable?CRIT. - Mucho Más.SÓC. -Luego, querido amigo, no debemos preocuparnos muchode lo que nos vaya a decir la mayoría, sino de lo que diga el queentiende sobre las cosas justas e injustas, aunque sea uno sólo, y delo que la verdad misma diga. Así que, en primer término, no fueacertada tu propuesta de que debemos preocuparnos de la opiniónde la mayoría acerca de lo justo, lo bello y lo bueno y suscontrarios. Pero podría decir alguien que los más son capaces decondenarnos a muerte.CRIT. - Es evidente que podría. decirlo, Sócrates.SÓC. - Tienes razón. Pero, mi 'buen amigo, este razonamiento quehemos recorrido de cabo a cabo me parece a mí que es aún el mismode siempre. Examina, además, si también permanece firme aún, paranoso tros, o no permanece el razonamiento de que no hay queconsiderar lo más importante el vivir, sino el vivir bien.CRIT. - Sí permanece.SÓC. -¿La idea de que vivir bien, vivir honradamente y vivirjustamente son el mismo concepto, permanece, o no perman ece?CRIT. - Permanece.SÓC. -Entonces, a partir de lo acordado hay que examinar si esjusto, o no lo es, el que yo intente salir de aquí sin soltarme losatenienses. Y si nos parece justo, intentémoslo, pero si no,dejémoslo. En cuanto a las consideraciones de que hablas sobre elgasto de dinero, la reputación y la crianza de los hijos, es de temer,Critón, que éstas, en realidad, sean reflexio nes adecuadas a éstosque condenan a muerte y harían resucitar, si pudieran, sin el menorsentido, es decir, a la mayoría. Puesto que el razonamiento lo exigeasí, nosotros no tenemos otra cosa que hacer, sino examinar, comoantes decía, si nosotros, unos sacando de la cárcel y otro saliendo,vamos a actuar justamente pagando dinero y favores a los que mesaquen, o bien vamos a obrar injustamente haciendo todas estas co -sas. Y si resulta que vamos a realizar actos injustos, no es necesarioconsiderar si, al quedarnos aquí sin emprender acción alguna,tenemos que morir o sufrir cualquier otro daño, antes que obrarinjustamente.CRIT. -Me parece acertado lo que dices, Sócrates, mira quédebemos hacer.SÓC. -Examinémoslo en común, amigo, y si tienes algo queobjetar mientras yo hablo, objétalo y yo te haré caso. Pero si no, mibuen Critón, deja ya de decirme una y otra vez la misma frase, quetengo que salir de aquí contra la voluntad de los atenienses, porqueyo doy mucha importancia a tomar esta decisión tras habertepersuadido y no contra tu voluntad; mira si te parece que está bienplanteada la base del razonamiento e intenta responder, a lo que yopregunte, lo que tú creas más exactamente.CRIT. - Lo intentaré.SÓC. - ¿Afirmamos que en ningún caso hay que hacer el malvoluntariamente, o que en unos casos sí y en otros no, o bien que deningún modo es bueno y honrado hacer el mal, tal como hemosconvenido muchas veces anteriormente? Eso es también lo que acabamosde decir. ¿Acaso todas nuestras ideas comunes de antes sehan desvanecido en estos pocos días y, desde hace tiempo, Critón,hombres ya viejos, dialo gamos uno con otro, seriamente sin darnoscuenta de que en nada nos distinguimos de los niños? O, más bien,es totalmente como nosotros decíamos entonces, lo afirme o lobcdeb49aniegue la mayoría; y, aunque tengamos que sufrir cosas aún máspenosas que las presentes, o bien más agradables, ¿cometerinjusticia no es, en todo caso, malo y vergonzoso para el que lacomete? ¿Lo afirmamos o no?CRIT. -Lo afirmamos.SÓC. -Luego de ningún modo se debe cometer injusticia.CRIT. - Sin duda.SÓC. -Por tanto, tampoco si se recibe injusticia se debe respondercon la injusticia, como cree la mayoría, puesto que de ningún modose debe cometer injusticia.CRIT. - Es evidente.SÓC. - ¿Se debe hacer mal, Critón, o no?CRIT. - De ningún modo se debe, Sócrates.SÓC. -¿Y responder con el mal cuando se recibe mal es justo,como afirma la mayoría, o es injusto?CRIT. - De ningún modo es justo.SÓC. - Pues el hacer daño a la gente en nada se distingue decometer injusticia.CRIT. - Dices la verdad.SÓC. -Luego no se debe responder con la injusticia ni hacer mal aningún hombre, cualquiera que sea el daño que se reciba de él.Procura, Critón, no aceptar esto contra tu opinión, si lo aceptas; yosé, ciertamente, que esto lo admiten y lo admitirán unas pocas personas.No es posible una determinación común para los que hanformado su opinión de esta manera y para los que mantienen locontrario, sino que es necesario que se desprecien unos a otros,cuando ven la determinación de la otra parte. Examina muy bien,pues, también tú si estás de acuerdo y te parece bien, y si debemosiniciar nuestra deliberación a partir de este principio, de que jamáses bueno ni cometer injusticia, ni responder a la injusticia con lainjusticia, ni responder haciendo mal cuando se recibe el mal. ¿Obien t e apartas y no participas de este principio? En cuanto a mí, asíme parecía antes y me lo sigue pareciendo ahora, pero si a ti teparece de otro modo, dilo y explícalo. Pero si te mantienes en loanterior, escucha lo que sigue.CRIT. -Me mantengo y también me parece a mí. Continúa.SÓC. - Digo lo siguiente, más bien pregunto: ¿las cosas que se haconvenido con alguien que son justas hay que hacerlas o hay quedarles una salida falsa?CRIT. - Hay que hacerlas.SÓC. - A partir de esto, reflexiona. Si nosotros nos vamos de aquísin haber persuadido a la ciudad, ¿hacemos daño a alguien y,precisamente, a quien me nos se debe, o no? ¿Nos mantenemos enlo que hemos acordado que es justo, o no?CRIT. - No puedo responder a lo que preguntas, Sócrates; no loentiendo.SÓC. -Considéralo de este modo. Si cuando nosotros estemos apunto de escapar de aquí, o como haya que llamar a esto, vinieranlas leyes y el común de la ciudad y, colocándose delante, nosdijeran: «Dime, Sócrates, ¿qué tienes intención de hacer? ¿No escierto que, por medio de esta acción que intentas, tienes elpropósito, en lo que de ti depende, de destruirnos a nosotras y a todala ciudad? ¿Te parece a ti que puede aún existir sin arruinarse laciudad en la que los juicios que se producen no tienen efectoalguno, sino que son invalidados por particulares y quedananulados?» ¿Qué vamos a responder, Critón, a estas preguntas y acde50abotras semejantes? Cualquiera, especialmente un orador, podría darmuchas razones en defensa de la ley, que intentamos destruir, queordena que los juicios que han sido sentenciados sean firmes.¿Acaso les diremos: «La ciudad ha obrado injustamente con nosotrosy no ha llevado el juicio rectamente»? ¿Les vamos a decir eso?CRIT. - Sí, por Zeus, Sócrates.SÓC. - Quizá dijeran las leyes: «¿Es esto, Sócrates, lo que hemosconvenido tú y nosotras, o bien que hay que permanecer fiel a lassentencias que dicte la ciu dad?» Si nos extrañáramos de suspalabras, quizá dijeran: «Sócrates no te extrañes de lo que decimos,sino respóndenos, puesto que tienes la costumbre de servirte depreguntas y respuestas. Veamos, ¿qué acusación tienes contranosotras y contra la ciudad para intentar destruimos? En primerlugar, ¿no te hemos dado nosotras la vida y, por medio de nosotras,desposó tu padre a tu madre y te engendró? Dinos, entonces, ¿a lasleyes referentes al matrimonio les censuras algo que no esté bien?»«No las censuro», diría yo. «Entonces, ¿a las que se refieren a lacrianza del nacido y a la educación en la que te has educado?¿Acaso las que de nosotras estaban establecidas para ello nodisponían bien ordenando a tu padre que te educara en la música yen la gimnasia?» «Sí disponían bien», diría yo. «Después quehubiste nacido y hubiste sido criado y educado, ¿podrías decir, enprincipio, que no eras resultado de nosotras y nuestro esclavo, tú ytus ascendientes? Si esto es así, ¿acaso crees que los derechos sonlos mismos para ti y para nosotras, y es justo para ti responderhaciéndonos, a tu vez, lo que nosotras intentemos hacerte?Ciertamente no serían iguales tus derechos respecto a tu padre yrespecto a tu dueño, si lo tuvieras, como para que respondierashaciéndoles lo que ellos te hicieran, insultando a tu vez al serinsultado, o golpeando al ser golpeado, y así sucesivamente. ¿Tesería posible, en cambio, hacerlo con la patria y las leyes, de modoque si nos proponemos matarte, porque lo consideramos justo, portu parte intentes, en la medida de tus fuerzas, destruimos a nosotras,las leyes, y a la patria, y afirmes que al hacerlo obras justamente, tú,el que en verdad se preocupa de la virtud? ¿Acaso eres tan sabio quete pasa inadvertido que la patria merece más honor que la madre,que el padre y que todos los antepasados, que es más venerable ymás santa y que es digna de la mayor estimación entre los dioses yentre los hombres de juicio? ¿Te pasa inadvertido que hay querespetarla y ceder ante la patria y halagarla, si está irritada, más aúnque al padre; que hay que convencerla u obedecerla haciendo lo queella disponga; que hay que padecer sin oponerse a ello, si ordenapadecer algo; que si ordena recibir golpes, sufrir prisión, o llevarte ala guerra para ser herido o para morir, hay que hacer esto porque eslo justo, y no hay que ser débil ni retroceder ni abandonar el puesto,sino que en la guerra, en el tribunal y en todas partes hay que hacerlo que la ciudad y la patria ordene, o persuadirla de lo que es justo;y que es ¡nipío hacer violencia a la madre y al padre, pero lo esmucho más aún a la patria?» ¿Qué vamos a decir a esto, Critón?¿Dicen la verdad las leyes o no?CRIT. - Me parece que sí.SÓC. -Tal vez dirían aún las leyes: «Examina, ade más, Sócrates,si es verdad lo que nosotras decimos, que no es justo que trates dehacernos lo que ahora intentas. En efecto, nosotras te hemosengendrado, criado, educado y te hemos hecho participe, como atodos los demás ciudadanos, de todos los bienes de que éramoscde51abccapaces; a pesar de esto proclamamos la libertad, para el atenienseque lo quiera, una vez que haya hecho la prueba legal para adquirirlos derechos ciudadanos y, haya conocido los asuntos públicos y anosotras, las leyes, de que, si no le parecemos bien, tome lo suyo yse vaya adonde quiera. Ninguna de nosotras, las leyes, lo impide, niprohibe que, si alguno de vosotros quiere trasladarse a una colonia,si no le agradamos nosotras y la ciudad, o si quiere ir a otra parte yvivir en el extranjero, que se marche adonde quiera llevándose losuyo.»El que de vosotros se quede aquí viendo de qué modocelebramos los juicios y administramos la ciudad en los demásaspectos, afirmamos que éste, de hecho, ya está de acuerdo connosotras en que va a hacer lo que nosotras ordenamos, y decimosque el que no obedezca es tres veces culpable, porque le hemosdado la vida, y no nos obedece, porque lo hemos criado y se hacomprometido a obedecemos, y no nos obedece ni procurapersuadirnos si no hacemos bien alguna cosa. Nosotras proponemoshacer lo que ordenamos y no lo imponemos violentamente, sino quepermitimos una opción entre dos, persuadirnos u obedecernos; y elque no obedece no cumple ninguna de las dos. De. cimos, Sócrates,que tú vas a quedar sujeto a estas inculpaciones y no entre los quemenos de los atenienses, sino entre los que más, si haces lo que planeas.»Si entonces yo dijera: «¿Por qué, exactamente?», quizá merespondieran con justicia diciendo que precisamente yo he aceptadoeste compromiso como muy pocos atenienses. Dirían: «Tenemosgrandes pruebas, Sócrates, de que nosotras y la ciudad te parecemosbien. En efecto, de ningún modo hubieras permanecido en la ciudadmás destacadamente que todos los otros ciudadanos, si ésta no tehubiera agradado especialmente, sin que hayas salido nunca de ellapara una fiesta, excepto una vez al Istmo, ni a ningún otro territorio ano ser como soldado; tampoco hiciste nunca, como hacen los demás,ningún viaje al extranjero, ni tuviste deseo de conocer otra ciudad yotras leyes, sino que nosotras y la ciudad éramos satisfactorias para ti.Tan plenamente nos elegiste y acordaste vivir como ciuda dano segúnnuestras normas, que incluso tuviste hijos en esta ciudad, sin dudaporque te encontrabas bien en ella. Aún más, te hubiera sido posible,durante el proceso mismo, proponer para ti el destierro, si lo hubierasquerido, y hacer entonces, con el consentimiento de la ciudad, lo queahora intentas hacer contra su voluntad. Entonces tú te jactabas de queno te irritarías, si tenías que morir, y elegías, según decías, la muerteantes que el destierro. En cambio, ahora, ni respetas aquellas palabrasni te cuidas de nosotras, las leyes, intentando destruirnos; obras comoobraría el más vil esclavo intentando escaparte en contra de los pactos yacuerdos con arreglo a los cuales conviniste con nosotras que viviríascomo ciudadano. En primer lugar, respóndenos si decimos verdad alinsistir en que tú has convenido vivir como ciudadano según nuestrasnormas con actos y no con palabras, o bien si no es verdad.» ¿Quévamos a decir a esto, Critón? ¿No es cierto que estamos de acuerdo?CRIT. - Necesariamente, Sócrates.SÓC. - «No es cierto -dirían ellas- que violas los pactos y losacuerdos con nosotras, sin que los hayas convenido bajo coacción oengaño y sin estar obligado a tomar una decisión en poco tiempo,sino durante setenta años, en los que te fue posible ir a otra parte, sino te agradábamos o te parecía que los acuerdos no eran justos. Perotú no has preferido a Lacedemonia ni a Creta, cuyas leyes afirmasde52abcdeComment: Sócrates no había salido deAtenas, más que en cumplimiento de susdeberes militares. La fiesta en el Istmo nosupone contradicción. El mismo cita, enApología 28c, los lugares de lascampañas.Comment: Es la edad de Sócrates, y lasleyes suponen que durante toda su vida hapodido reflexionar si le gustaban o no lasleyes que regian la ciudad.continuamente que son buenas, ni a ninguna otra ciudad griega nibárbara; al contrario, te has ausentado de Atenas menos que loscojos, los ciegos y otros lisiados. Hasta tal punto a ti másespecialmente que a los demás atenienses, te agradaba la ciudad yevidentemente nosotras, las leyes. ¿Pues a quién le agradaría unaciudad sin leyes? ¿Ahora no vas a permanecer fiel a los acuerdos?Sí permanecerás, si nos haces caso, Sócrates, y no caerás en ridículosaliendo de la ciudad.»Si tú violas estos acuerdos y faltas en algo, examina québeneficio te harás a ti mismo y a tus amigos. Que también tusamigos corren peligro de ser deste rrados, de ser privados de losderechos ciudadanos o de perder sus bienes es casi evidente. Túmismo, en primer lugar, si vas a una de las ciudades próximas,Tebas o Mégara, pues ambas tienen buenas leyes, llegarás comoenemigo de su sistema político y todos los que se preocupan de susciudades te mirarán con suspicacia considerándote destructor de lasleyes; confirmarás para tus jueces la opinión de que se ha sentenciadorectamente el proceso. En efecto, el que es destructor delas leyes, parecería fácilmente que es también corruptor de jóvenesy de gentes de poco espíritu. ¿Acaso vas a evitar las ciudades conbuenas leyes y los hombres más honrados? ¿Y si haces eso, tevaldrá la pena vivir? O bien si te diriges a ellos y tienes la desvergüenzade conversar, ¿con qué pensamientos lo harás, Sócrates?¿Acaso con los mismos que aquí, a saber, que lo más importantepara los hombres es la virtud y la justicia, y también la legalidad ylas leyes? ¿No crees que parecerá vergonzoso el comportamiento deSócrates? Hay que creer que sí. Pero tal vez vas a apartarte de estoslugares; te irás a Tesalia con los huéspedes de Critón. En efecto, allíhay la mayor indisciplina y libertinaje, -y quizá les guste oírte dequé manera tan graciosa te escapastes de la cárcel poniéndote undisfraz o echándote encima una. piel o usando cualquier otro mediohabitual para los fugitivos, desfigurando tu propio aspecto. ¿Nohabrá nadie que diga que, siendo un hombre al que presumiblementele queda poco tiempo de vida, tienes el descaro de desear vivir tanafanosamente, violando las leyes más importantes? Quizá no lohaya, si no molestas a nadie; en caso contrario, -tendrás que oírmuchas cosas indignas. ¿Vas a vivir adulando y sirviendo a todos?¿Qué vas a hacer en Tesalia sino darte buena vida como si hubierashecho el viaje allí para ir a un banquete? ¿Dón de se nos habrán idoaquellos discursos sobre la justicia y las otras formas de virtud? ¿Sinduda quieres vivir por tus hijos, para criarlos y educarlos? ¿Pero,cómo? ¿Llevándolos contigo a Tesalla los vas a criar y educarhaciéndolos extranjeros para que reciban también de ti ese beneficio?¿O bien no es esto, sino que educándose aquí se criarán y educaránmejor, si tú estás vivo, aunque tú no estés a su lado? Ciertamente tusamigos se ocuparán de ellos. ¿Es que se cuidarán de ellos, si te vas aTesalia, y no lo harán, si vas al Hades, si en efecto hay una ayuda delos que afirman ser tus amigos? Hay que pensar que sí se ocuparán.»Más bien, Sócrates, danos crédito a nosotras, que te hemosformado, y no tengas en más ni a tus hijos ni a tu vida ni a ningunaotra cosa que a lo justo, para que, cuando llegues al Hades, expongasen tu favor todas estas razones ante los que gobiernan allí. En efecto,ni aquí te parece a ti, ni a ninguno de los tuyos, que el hacer esto seamejor ni más justo ni más pío, ni tampoco será mejor cuando lleguesallí. Pues bien, si te vas ahora, te vas condenado injustamente no pornosotras, las leyes, sino por los hombres. Pero si te marchas tan53abcde54abcComment: Estas ciudades están citadastambién, en este mismo sentido, en Fedón99a.torpemente, devolviendo injusticia por injusticia y daño por daño,violando los acuerdos y los pactos con nosotras y haciendo daño a losque menos conviene, a ti mismo, a tus amigos, a la patria y anosotras, nos irritaremos contigo mientras vivas, y allí, en el Hades,nuestras hermanas las leyes no te recibirán de buen ánimo, sabiendoque, en la medida de tus fuerzas has intentado destruirnos. Procuraque Critón no te persuada más que nosotras a hacer lo que dice.»Sabe bien, mi querido amigo Critón, que es esto lo que yo creo oír,del mismo modo que los coribantes creen oír las flautas, y el ecomismo de estas palabras retumba en mí y hace que no pueda oír otras.Sabe que esto es lo que yo pienso ahora y que, si hablas en contra deesto, hablarás en vano. Sin embargo, si crees que puedes conseguiralgo, habla.CRIT. -No tengo nada que decir, Sócrates.SÓC. - Ea pues, Critón, obremos en ese sentido, puesto que por ahínos guía el dios.dComment: Los coribantes eran losseguidores de la diosa Cíbele, procedentede Asia Menor. Con sus danzas rituales yel sonido de sus flautas producían eléxtasis en los iniciados.

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