lunes, 16 de marzo de 2009

Globalización, Ambiente y condiciones de vida

AMBIENTE, CONDICIONES DE VIDA Y TRABAJO EN AMÉRICA LATINA
Derecho y ética Ambiental en la era de la globalización
Francisco Iturraspe
Fuente: http://www.eft.com.ar/doctrina/articulos/globalizacionlatinoamerica.htm

"Probablemente la transformación cultural más importante para el logro de la sustentabilidad en el siglo XXI sea el surgimiento de un modelo de acción humana que armonice los aspectos éticos, económicos y ecológicos, centrándolos en una vocación de solidaridad comunitaria" (Daly y Cobb, 1994)
"El desarrollo de una ética ambiental puede ser deseable, pero difícilmente cambiará la
naturaleza humana básica. En vez de intenciones, la correcta administración de los recursos depende de cómo buenas instituciones sociales controlan el interés personal a través de incentivos individuales" (Anderson y Leal, 1991).


El presente trabajo fue realizado sobre la base de un reciente texto del autor(1998), CIUDADANÍA PRODUCTIVA, RESPONSABILIDAD EMPRESARIAL, AMBIENTE Y CONDICIONES DE TRABAJO y del texto de Eduardo Gudynas (1998) GLOBALIZACION, POLITICAS SOCIALES Y MEDIO AMBIENTE, a los que se incorporaron valiosos aportes de Nicolo Giglio, Roberto Guimaraes, María Isabel Romaggi, Rayen Quiroga Martínez, Francisco Brzovic, Osvaldo Sunkel, Jacques Chonchol, Fernando Dougnac y de mis colegas del doctorado en el estudio de las sociedades latinoamericanas. Como suele decirse en estos casos, la responsabilidad por las opiniones y los posibles errores debe de atribuirse exclusivamente al autor.



Santiago de Chile, diciembre de 2000







Contenido............................................................................................................................página
1. América Latina: mundialización y modelo de desarrollo vs. naturaleza........................3
Crisis en la relación sociedad-naturaleza........................................................................6
3. Problemas sociales y ambientales "desde el mercado": las deudas ambientales...........9
El papel del Estado, el Derecho Ambiental y sus limitaciones en América Latina........11
La tercera oleada de regulación y la tercera generación de derechos...........................15
Bibliografía......................................................................................................................19






1. América Latina: mundialización y modelo de desarrollo vs. naturaleza.
La relación del hombre con la naturaleza ha variado a través de la historia y de las diferentes culturas. Pero la sociedad humana, en casi todos los casos, se ha caracterizado por ser depredadora de otras especies y contaminadora compulsiva (Iturraspe, 1998).
La relación sociedad-naturaleza en muchas de las culturas americanas anteriores al "descubrimiento" estaba basada en un esquema armónico (Gligo y Morello, 1989), en el cual la identificación con la tierra era parte fundamental no solamente de su cosmovisión sino de una ética productiva que, lejos de considerar a la naturaleza como un "recurso" a "usar y abusar", era generalmente sacralizada.
Los metales preciosos y las tierras aptas para la producción de azúcar fueron los dos principales atractivos iniciales de los conquistadores y colonizadores del nuevo mundo. (Ferrer, 1996). Éstas y otras actividades extractivas y agrarias dejarían una huella indeleble en muchos ecosistemas.
La primera globalización (posterior a los "descubrimientos") trajo consigo, como primer nota a considerar, la depredación de los "recursos naturales" y la ideología de la reducción de la naturaleza a "recurso" a explotar.
Pero esta depredación vino acompañada de la degradación de los "recursos humanos". La minería y las haciendas y plantaciones exigieron el sometimiento de las poblaciones originarias: los "recursos naturales" requerían de "recursos humanos". La reducción de los diferentes pueblos indígenas al trabajo requerido por el nuevo modelo productivo mercantil fue una de las causas de la terrible catástrofe demográfica que sufrió el continente con la muerte de decenas de millones de seres humanos. Pero la economía extractiva de la primera globalización en América requería de creciente cantidad de mano de obra, por lo cual se produjo la incorporación de grandes masas de esclavos provenientes del Africa. La conquista y colonización de América introdujeron dos nuevas dimensiones en el tráfico esclavista: nunca antes se había traficado en escala semejante a la inaugurada con la incorporación del nuevo mundo al emergente orden mundial, por una parte, ni la esclavitud había estado asociada con la raza y a una factura profunda entre los niveles culturales de esclavistas y esclavizados, por otra parte.(Ferrer, 1996).
La segunda nota a considerar, vinculada a la anterior, es la degradación de los "recursos humanos" y ideología de la reducción de los seres humanos a "recursos" a explotar, que se pone de manifiesto con las discusiones teológicas sobre si los indios o los esclavos africanos tenían, o no tenían, alma y continúan hoy en día con la idea de que la fuerza de trabajo es una mercancía que debe ser simplemente regulada por el "mercado" de trabajo.
Frente a esta situación emergen respuestas de distinto género en todo el continente, desde las primeras insurrecciones indígenas y la rebeldía de los esclavos en las "cimarroneras" y "rochelas" hasta los enfrentamientos al colonialismo español y portugués, con las guerras de la independencia que darán lugar a la imposición del orden oligárquico y al neocolonialismo anglosajón.
La segunda mundialización, que viene de la mano de la primera revolución industrial, le permitió a nuestras jóvenes repúblicas oligárquicas incorporarse al mercado mundial como exportadoras de las materias primas que requería el proceso de industrialización de Europa y los Estados Unidos así se incorporaron al comercio mundial con las mercancías producidas en los enclaves y en las minas y llanuras feraces conquistadas a los indígenas y a los criollos mediante una desigual guerra de exterminio. Nuevamente se requirió de la inmigración que llegó de Europa y, en algunos casos de Asia, para levantar las cosechas, colaborar en la construcción de ferrocarriles etc. Esta segunda etapa siguió los pasos de la primera: por una parte, la biodiversidad y la vida natural retroceden en la medida que avanza el "progreso", por la otra se establecen las ideas eurocentristas y racistas por las cuales nuestros pueblos son incapaces de desarrollarse sin el concurso de los capitales y la "civilización" europea (Sarmiento, 1845).
Las nuevas respuestas serán las luchas democráticas por la autonomía regional frente al centralismo y la imposición del orden neocolonial y las organizaciones y luchas de los trabajadores de la ciudad y del campo que caracterizan las etapas iniciales del movimiento sindical latinoamericano en el siglo XIX y comienzos del XX. En esta fase de respuestas se inscriben la revolución mexicana y centroamericana, las rebeliones campesinas, la reforma universitaria y la construcción de organizaciones democráticas de contenido latinoamericanista.
Esta expansión del progreso exportador en América Latina y de la segunda mundialización tiene su crisis en 1930, época en la que se potencia un nuevo modelo de desarrollo basado en la industrialización sustitutiva de importaciones. Este proceso da lugar al crecimiento del Estado, con un papel en la economía y en políticas sociales que logran expandir la educación, establecer sistemas de seguridad social y regímenes más democráticos de relaciones laborales con el apoyo a las organizaciones sindicales y el surgimiento de organizaciones políticas y sociales populares. Estos procesos sociales disímiles y en diversos tiempos según los países, intentan, por una parte, ponen fin al orden oligárquico y por otra, enfrentar la creciente influencia de los Estados Unidos en la región, dentro de las limitaciones propias de nuestras sociedades.
El esquema de desarrollo "endógeno" da lugar – en especial en algunos de nuestros países – una rápida urbanización, un importante incremento de la población, el intento de construcción de economías basadas en el mercado interno y en el proteccionismo que permite una industrialización muchas veces sin límites ecológicos. Estos factores determinan nuevos desequilibrios ambientales, la utilización de tierra agrícola sin una planificación de la ocupación del territorio, el aumento desproporcionado del tamaño de las ciudades con sus cinturones de miseria, la falta de planificación adecuada de la deposición de los desechos industriales y urbanos que convierten en cloacas a nuestros ríos, la llamada "revolución verde" que provoca graves problemas a la biodiversidad, la contaminación del aire, del mar y del suelo etc. El propio Estado industrializador es incapaz de poner coto a la acción depredadora, frente a la cual aparecen los primeros movimientos conservacionistas, contra la contaminación y por el medio ambiente.
Este modelo de desarrollo comienza a entrar en crisis y es reemplazado por un nuevo esquema neoliberal que acompaña a una tercera mundialización llamada generalmente globalización, que implica una fuerte expansión del comercio mundial, sobre todo entre los países desarrollados, una notable concentración del poder de los monopolios transnacionales y una aguda dependencia financiera, una nueva y profunda revolución tecnológica, una ruptura de los espacios nacionales en el plano comunicacional, cultural, jurídico y político y la imposición de un modelo societal mundial, que, sobre todo después de la caída del muro de Berlín, aparece con la pretensión de "único".
La lógica del mercado se está profundizando en América Latina, desencadenando profundas transformaciones en sus matrices culturales y políticas. La mayor parte de los análisis de este proceso han enfocado aspectos macroeconómicos (como por ejemplo el déficit fiscal o la inflación, la privatización de empresas públicas y la reducción de las políticas sociales). Sin embargo, esta reorganización economicista tiene muchos otros efectos, en tanto expresa una forma de concebir a la sociedad y la Naturaleza. Aunque en ningún país se mantiene un modelo neoliberal "puro", y mientras sus postulados están perdiendo fuerza, igualmente permanece un sesgo o estilo neoliberal sobre nuestras sociedades. Aunque se habla de justicia social y equidad, hay evidencias de la permanencia de una impronta que una y otra vez muestra la presencia del reduccionismo de mercado que plantea análogas formas de concebir las relaciones entre las personas y las relaciones con la Naturaleza, existiendo un alarmante paralelo entre sus propuestas sociales y ecológicas. (Gudynas,1998)

2. Crisis en la relación sociedad-naturaleza.
La ideología del progreso indefinido y sus apoyos científico-positivistas (y los diversos credos políticos que surgieron bajos estas ideas) renovaron en América las promesas bíblicas que le ofrecieron al hombre "dominar la tierra" y ponerla a su servicio.
Las artes ensalzaron la conquista de la naturaleza, la conversión de los bosques en tierras de labranza, "el cultivo", el crecimiento de las ciudades, la "civilización". El colonialismo primero y el neocolonialismo después permitieron llevar ese progreso a todos los rincones del planeta y exterminar o "domesticar" a las culturas que tenían una relación menos agresiva con la naturaleza. La religión no se quedó atrás y ayudó con ímpetu misionero a imponer ese modelo.
El Derecho, influenciado por esas ideas y por el auge del progreso económico, toma los conceptos jurídicos romanos, los codifica o los jurisprudencializa, para que la naturaleza y todos sus reinos: animales, vegetales y minerales, sean una res (cosa, objeto) y la relación del hombre-propietario con ellos, la plena in rem potestas, que facilita el ius utendi, et abutendi et fruendi. El sacrosanto derecho de propiedad permite abusar y degradar la naturaleza como eje de todo el sistema jurídico articulador de los intereses sociales hegemónicos.
Las propias ideas sociales contestarias predominantes asumieron el papel de socialismo "científico" y la bandera de la superación del capitalismo porque frenaba el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. Los escritos de los padres fundadores ensalzaban el papel de los ingleses en la India y la destrucción de los modos de producción perimidos por la obra del progreso. El positivismo divide a la sociedad entre las fuerzas "progresistas" y los "retrógrados" por oponerse al avance de las fuerzas productivas. Así como la cuestión social, provocada por las injusticias "internas" del sistema en las grandes metrópolis, dio lugar a la sociología, la conquista colonial hizo necesario el estudio de las "formas primitivas" por la antropología.
Las guerras coloniales y mundiales fueron un gran instrumento de expansión del progreso y la tecnología y permitieron la difusión de esta ideología de este modelo productivo y de relación sociedad-ambiente.
Durante todo el tiempo hubieron voces disidentes y enfrentamiento al modelo de desarrollo, pero eran arrolladas por la marea creciente del progreso y los formidables aparatos ideológicos, jurídicos, culturales, científicos, religiosos, artísticos, económicos etc. de la modernidad. Al comienzo aparecieron unos individuos a veces exóticos, llamados conservacionistas, que intentaban combatir el mal por sus efectos y por ende solían ser totalmente funcionales al sistema.
Pero las señales de alarma de multiplicaron... la gente común – primero en el mundo desarrollado y después en todos los países - empezó a percibir con claridad los terribles estragos, los peces muertos en los ríos contaminados, la proliferación de las enfermedades ambientales, la polución atmosférica. Comienza a desarrollarse la idea de medio ambiente y surge la ecología que pone de manifiesto el tenebroso impacto sobre los ecosistemas de nuestra civilización.
El informe del Club de Roma recopiló las profecías del desastre por parte de grupos de científicos altamente acreditados: nos queda carbón, petróleo, minerales para muy poco tiempo y el ritmo de utilización de esos "recursos" se intensifica vertiginosamente, la población aumenta en forma geométrica, la contaminación de los diversos ecosistemas es cada vez mayor, los bosques, pulmones de oxígeno, los océanos, grandes fuentes de alimentos, están en grave peligro.
Cuando en los ochenta los cambios políticos en la ex Unión Soviética comenzaron a mostrar a través del Glasnost (transparencia)los efectos en la naturaleza del sistema imperante en los países hasta entonces denominados socialistas el mundo no dejó de asombrarse. La destrucción ecológica era algo más que un subproducto del capitalismo occidental: forma parte de nuestros impulsos vitales, se alojaba en el tanatos de nuestro inconsciente colectivo, era inseparable de todas las manifestaciones culturales del mundo del progreso.
Muchos propusieron un cambio agresivo, otros formaron partidos para tratar de modificar el aparato del Estado y establecer reglas de juego...pero poco o nada realmente cambió fuera de los llamados países centrales en los que la conciencia de la población operó una modificación substancial de las conductas sociales substantivas, aunque, en muchos casos, superficial.
Los trabajadores y sus organizaciones se vieron bien pronto frente a una feroz contradicción: las fábricas, los microclimas industriales, las vecindades urbanas, los campos de labor poluídos por los pesticidas eran su hábitat natural, pero la imposición de reglas estrictas en beneficio de su vida y su salud se encontraba frente al permanente chantaje de pérdida de los puestos de trabajo y el traslado de las fuentes de empleo a zonas o países permisivos, generándose el dumping ambiental o ecológico.
Los sindicatos, que históricamente fueron las primeras organizaciones no gubernamentales preocupadas por temas del ambiente laboral (higiene ocupacional, fatiga y reducción de la jornada etc.)en muchas ocasiones, por el dramático tema de la pérdida de puestos de trabajo y por una mentalidad fuertemente condicionada por el propio modelo de desarrollo, asumieron roles "conservadores" en materia de protección ambiental frente a las ONG´s ecologistas, parte de los nuevos movimientos sociales.
La mundialización, o globalización como se la denomina en un anglicismo que muestra las hegemonías culturales del proceso, ha agravado en los últimos años la crisis ambiental y social debido a tres procesos paralelos e interconectados:
el predomino en todo el planeta de un modelo de desarrollo basado en la explotación irracional de los "recursos naturales" (y de los "recursos humanos" también) y en la generalización de un cosumismo desbordado para muchos países y capas de su población, y contradictoriamente, de pobreza y marginalidad para sectores crecientes. Ambos polos de este desarrollo desigual tienen graves consecuencias ambientales.
El consumismo, por una parte, transforma las relaciones entre las personas y el mercado profundiza su hegemonía social (Guattarí,1998). La cosificación de los seres humanos transforma desde su raíz las sociedades e implica un impresionante despilfarro de "recursos". La publicidad y la oferta crean artificialmente la demanda de productos cada vez más sofisticados. Los automóviles y artefactos de todo tipo consumen a una cantidad de energía impresionante creando una cultura de competitividad y despilfarro.
Por otra parte, el incremento de la marginalidad y la pobreza también tienen repercusiones ecológicas preocupantes, como la tala de árboles de los bosques para leña, prácticas contaminantes, la desaparición de especies y ecosistemas por la presión de la expansión demográfica. Éste es el segundo de los procesos que examinaremos a continuación. etc.
el crecimiento demográfico, la aparición de megalópolis, la invasión y destrucción incesante de ecosistemas enteros y de tierras cultivables. Cada 8.23 segundos se pierde una hectárea productiva.(IDRC)
el desarrollo tecnológico desenfrenado que le ha permitido al hombre obtener energía del átomo (y crear armas infernalmente poderosas capaces de hacer volar el planeta en mil pedazos), materiales del gas y del petróleo, de los minerales, biotecnología, generalizar el transporte y las telecomunicaciones, lograr estándares de confort insospechados hasta hace muy pocos años y – en general – altamente consumidores de energía – y sobre todo acumular medios bélicos cuya utilización en una pequeñísima fracción ha traído consecuencias impresionantes, como las enfermedades degenerativas de soldados norteamericanos de la guerra del Golfo o leucemia que padecen los soldados italianos que permanecieron en Kosovo según la prensa internacional (El Mostrador, Santiago, 19 de diciembre de 2000).


3. Problemas sociales y ambientales "desde el mercado": las deudas ambientales
La perspectiva neoliberal además de ser un modelo económico, es también una visión amplia de la vida en sociedad. Postula al mercado como el escenario
social perfecto. Su funcionamiento se basaría en la aceptación voluntaria de
los individuos, a partir de sus intereses particulares, sin atender a los
fines colectivos. Las interacciones sociales quedan reducidas a relaciones de
mercado. El centro se pone en el individuo, y la sociedad deja de ser una
categoría con características propias, reflejando en cambio un mero agregado
de personas distintas, cada una atendiendo sus propios fines. Los derechos personales son reducidos a derechos del mercado, y la libertad es presentada negativamente, como ausencia de coerción, y en especial restringida a la libertad de comprar y vender.
Es en el mercado donde se realiza la libertad personal. Para asegurar su correcto funcionamiento debe estar protegido de intervencionismos, y en especial, de los provenientes del Estado.
Un breve vistazo a algunas medidas que se han tomado en los terrenos social y
ecológico, servirán de ejemplo. Las políticas sociales, en particular los
servicios de seguridad social, y la educación, así como las políticas
ecológicas de conservación de la Naturaleza, quedan subordinadas a criterios
de mercado (Gudynas (1995, 1998) Coraggio (1993), de Sierra (1994), Stahl(1994) etc.
Según esta concepción, la mejor defensa del ambiente y la naturaleza es su privatización. Lo Estatal, identificado con lo público, es como res nulius. No tiene dolientes, nadie lo defiende. Es necesaria una política que haga privado el aire, el agua, el mar. Ya en muchos de nuestros países esto ocurre y se han dividido el mar territorial a través del sistema de concesiones, por ejemplo. Igualmente ocurre con "lo social": algo eminentemente público y solidario, como la seguridad social es privatizada y sus fondos dependen del mercado y las prestaciones de los futuros jubilados y pensionados de su esfuerzo y capacidad individual.
Dice Gudynas en su excelente trabajo que el ambientalismo neoliberal puede alcanzar posiciones ridículas. En su búsqueda obsesiva de optimizar los mercados, se ha llegado al extremo de plantear que el principio de contaminador-pagador se aplicaría a aquellos afectados por la contaminación, quienes deberían pagar esos impuestos (y no el contaminador), de manera de inhibir a las personas de escoger lugares de residencia próximos a industrias contaminantes (Baumol y Oates, 1988).
Las empresas a consideran a los costos ambientales como "externalidades", parte de un pasivo indeseable...y los Estados que establecen reglas y las hacen cumplir son considerados enemigos de la competitividad y poco fiables para las inversiones.
Crece por ende un pasivo ambiental en varios aspectos:
Los efluentes industriales, las substancias contaminantes que muchas veces son subproducto de algunos procesos cuyas tecnologías fueron desarrolladas con absoluta prescindencia de los posibles impactos ambientales, como los desechos radiactivos de las plantas de generación de energía atómica, las plantas petroquímicas de cloro soda que desechan toneladas de mercurio al medio ambiente, la generación de energía por la quema de combustibles fósiles y su comprobada contribución a la lluvia ácida y al efecto invernadero etc.
La utilización irracional de energía e insumos y un permanente "saqueo" de las materias primas compradas a precios manipulados en el mercado mundial, rebajados por lo que la CEPAL denominó el deterioro de los términos del intercambio.
La contaminación de los lugares de trabajo y las vecindades industriales. Una encíclica ponía de manifiesto hace muchos años que la materia sale ennoblecida del taller y el hombre degradado. Miles de productos son utilizados por las industrias sin un estudio previo de su incidencia en la salud de los trabajadores (ni de los consumidores, ni de los habitantes de las vecindades). Cuando la presión pone en peligro las actividades contaminantes esos procesos son trasladados a otros países con menor o sin protección ambiental.
La fabricación de productos innecesarios y contaminantes que generan su propio mercado merced a la manipulación consumista a que aludíamos y un esquema individualista exacerbado como por ejemplo, la cultura del automóvil, altamente ineficiente y contaminante como medio de transporte o la fabricación de armamento cada vez más aterradoramente sofisticado.
La intensificación del comercio mundial aumenta la posibilidad de desastres provocados por el traslado de materias primas y productos manufacturados, derrames petroleros, escape de productos químicos, de desechos industriales etc.
La desaparición de ecosistemas enteros o su degradación y la extinción de gran cantidad de especies, por la tala, las emisiones contaminantes etc. Así como la pérdida de la biodiversidad.
Los gravísimos cambios climáticos en los cuales parece tener una responsabilidad muy grande los desequilibrios provocados por la continua expansión de la tecnoesfera y una de cuyas expresiones más difundidas es el agujero de la capa de ozono que producen los derivados del carbono que se combinan con esa forma alotrópica de oxígeno y priva a la atmósfera de la defensa natural contra los rayos solares dañinos para la vida humana, vegetal y animal.
El uso de herbicidas, pesticidas, alimentos para animales, métodos agrarios altamente peligrosos para la salud de los trabajadores rurales y los consumidores.
La propagación de enfermedades ocasionadas o agravadas por los problemas ambientales, que constituyen un grave peso para la salud pública de nuestros países.
Esta situación produce una grave y múltiple agresión que sufren la naturaleza y los propios seres humanos:
como productores en un ambiente agresivo, insalubre y contaminado,
como consumidores, objeto de manipulación y graves peligros por el uso de diferentes substancias no catalogadas pero muy probablemente dañinas,
como pobladores de las altamente marginalizadas ciudades, producto del proceso de "calcutización" de nuestras metrópolis,
como desempleados por la incorporación de la robótica y demás tecnologías desplazadoras de mano de obra y como subempleado o trabajador precario por las nuevas formas de contratación "flexibilizadas",
como ciudadano de un país – y como habitante de un planeta – amenazado por la destrucción de los ecosistemas y
como padres de las nuevas generaciones que recibirán problemas ambientales y ecológicos agravados por la irresponsabilidad de las generaciones anteriores.

El papel del Estado, el Derecho Laboral y el Derecho Ambiental y sus limitaciones en América Latina.
Sin menoscabar la importancia de los antecedentes de la temprana preocupación por ambiente, por ejemplo de Simón Bolívar (los decretos conservacionistas del Libertador), las primeras regulaciones ambientales las encontramos como parte de la protección de los microclimas industriales, tanto en el incipiente Derecho del Trabajo - en especial el referido al trabajo en las minas – como en las regulaciones de nivel municipal, local, que derivaban las competencias de ordenación edilicia, higiene y aspectos conexos. Pero bien pronto la magnitud del problema comienza a hacer insuficientes esas previsiones y aparecen normas específicas de Derecho Público.
El Derecho del Trabajo aporta tempranamente normas internacionales como la prohibición del uso de la cerusa en la pintura y normas nacionales de higiene y seguridad de las fábricas y otros lugares de trabajo. El Derecho Civil regula los daños producidos por prácticas depredadoras del ambiente dentro de los cánones tradicionales de la responsabilidad civil y surgen incluso normas penales.
Así como el Derecho Laboral es producto de los graves desequilibrios sociales producidos en la Revolución Industrial, el Derecho Ambiental nace como una reacción frente a la grave situación de los crecientes desequilibrios ecológicos, y tiene desde sus inicios una vocación internacional: es reconocido que, en general, los problemas ambientales afectan más allá de las fronteras nacionales.
La primera oleada de regulación tanto ambiental como laboral es claramente intervencionista: el Estado, por una parte, y por otra la comunidad internacional, asumen un papel fundamental.
Algunos países desarrollan importantes instituciones para el control ambiental y sanciones más severas para los contaminadores. A nivel internacional se crean importantes instituciones especializadas como el PNUMA, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y se multiplican las Conferencias Mundiales que constituyen grandes hitos en el desarrollo de una conciencia ambiental como las de Estocolmo y Río de Janeiro. Aparece la idea de la tierra como hábitat de la humanidad: "una sola tierra".
Los organismos financieros internacionales condicionan su asistencia crediticia al cumplimiento de ciertas normas ambientales y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (conocido por sus siglas en inglés, NAFTA), adopta reglas especiales para evitar el dumping ecológico, y dentro del aspecto laboral, establece mecanismos específicos para vigilar las violaciones de los países contratantes de las normas relativas al ambiente y la higiene y seguridad laborales o medio ambiente de trabajo.
En esta "segunda ola" de regulación los sindicatos – siempre atrapados en este campo por la contradicción entre la defensa del empleo y la protección ambiental - utilizan una doble estrategia: por una parte intentan, a través de la negociación colectiva y otros mecanismos, establecer reglas que permitan mejorar las condiciones ambientales sin detrimento del empleo, y por otra parte, demandan al Estado reglamentaciones, compensaciones y subsidios para poder enfrentar el problema.
Paralelamente se amplía la conciencia ambiental en sectores cada vez más importantes de la población y comienzan a agruparse, a nivel nacional e internacional organizaciones no gubernamentales con agendas cada vez más precisas. Las prácticas depredadoras y contaminadoras de las empresas y de los individuos comienzan a ser éticamente consideradas como "políticamente incorrectas" no solamente en los países desarrollados sino en importantes sectores de América Latina.
Los derechos ambientales – como derechos felicitarios (Tinoco, 1988), como derechos de tercera generación o derechos de solidaridad (Uribe Vargas, 1983) – comienzan a constitucionalizarse- Esta tendencia es tan notable, que incluso constituciones como la chilena de la dictadura, que proponían fundar jurídicamente un orden neoconservador o neolibral, contienen normas importantes de Derecho Ambiental.
Es precisamente ese esquema político neoconservador o neoliberal que como parte de la (contra) revolución Tatcheriana-Reaganista comienza a erosionar al aparato jurídico institucional de defensa del ambiente en general y del ambiente de trabajo en particular. Los delitos ecológicos, sobre todo los cometidos con frío y calculador dolo y propósito de enriquecimiento desmedido por las grandes corporaciones industriales, extractivas, energéticas y de transporte son habitualmente delitos de "cuello blanco" que entran dentro del amplio campo de los ilegalismos privilegiados (Acosta, 1988).
El poder del Estado se debilita frente a las empresas transnacionales y al mercado. La posibilidad concreta no solamente de imponer sanciones sino de inspeccionar y controlar se vuelven en muchos casos ilusorias. Los organismos reguladores carecen de autonomía real y de estructuras técnicas frente al poder de los monopolios.
El poder de los sindicatos sufre en esta etapa un fuerte retroceso y con él la posibilidad de órganos independientes de control en el seno de las empresas y por ramas de producción. En muchos casos nuevos sociales ambientalistas, vecinalistas etc. toman un lugar fundamental en la organización de la población para enfrentar los graves problemas ecológicos.
La reacción sindical no se hace esperar y el tema del ambiente aparece en la agenda de los congresos laborales internacionales y en la literatura teórica del sindicalismo. Esta preocupación, en general, no llega a la práctica sindical concreta en época de crisis del empleo, de reestructuración productiva y del aparato del Estado y de fuerte ofensiva antisindical. Por el contrario, la cotidianeidad de la lucha laboral se torna fuertemente "defensiva" y "economicista".



5. La tercera oleada de regulación y la tercera generación de derechos.
Con el debilitamiento de los controles estatales y sindicales la responsabilidad empresarial aparece en primer plano y el propio Estado se despoja de sus facultades de control y adopta una nuevo modelo basado en la autoregulación (por las propias empresas) y de controles "ex post facto" que ocupan el lugar de la detallada regulación de la etapa anterior.
Dada la satanización del Estado y de lo público, en esta concepción son las propias empresas las que deberán cuidar del cumplimiento de la normativa sobre ambiente laboral y sobre protección ecológica. En compensación a este "desguace" del Estado se le otorgan a los trabajadores – en general como derecho individual, no colectivo – responsabilidades en el control. Pero las nuevas condiciones políticas y culturales – con la preeminencia de los criterios individualistas-consumistas y no solidarios – producen un agudo desequilibrio de fuerzas entre los actores de las relaciones de trabajo, lo cual hace aún más ilusorio este control aún en los países desarrollados (Tucker, 1999).
En realidad, esto es parte de un esquema ideológico rechaza las "intromisiones del Estado" o de cualquier otro agente en el mercado, porque serían ataques a la libertad personal. Según esta concepción, nadie posee toda la información como para planificar y manejar adecuadamente la marcha de la sociedad, en tanto el conocimiento está diseminado y fragmentado, y será en el mercado donde esas piezas de información se integren. En atención a ello niegan que el Estado o cualquier otra organización pueda planificar o encauzar la marcha de la sociedad, confiando entonces en un orden espontáneo que deriva de las relaciones en un mercado competitivo (Hayek, 1994).
Tanto para el Derecho de las condiciones y medio ambiente de trabajo como para el Derecho Ambiental (como conjuntos de normas jurídicas) se pretende – en esta tercera oleada de "regulación" - pasar a una simple "ética" de seguridad o "ética" ambiental (mediante normas no coercitivas).
En el caso de la gestión ambiental, tanto en el ambiente en general como en el medio ambiente de trabajo en particular, lo que busca la propuesta noeconservadora o neoliberal hegemónica es, por una parte la "externalización" de los riesgos y por la otra la privatización de los recursos naturales, en particular otorgando derechos de propiedad y patentes sobre variedades de plantas y animales, y transfiriendo la gestión ambiental a organismos por fuera del Estado y del control social dice Gudynas (1998) y nos trae el caso más extremo en nuestro continente que es la constitución del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio) de Costa Rica, bajo personería jurídica de asociación civil sin fines de lucro, pero a la que se le han cedido la potestades de la nación para la conservación y manejo de los recursos biológicos del país centroamericano.
El sesgo mercantil - nos dice Gudynas (2000) - avanza sobre todo en la cotidianidad. Allí se observa una avalancha de conceptos y términos mercantiles. Pero no menos relevante, es el hecho de cómo esos cambios están pasando inadvertidos o son tomados con toda naturalidad. Hasta se llega a generar un "marketing ecológico" para atender a los ambientalistas
Este sesgo mercantil se nutre de una serie de preceptos que encarnan
claramente la corriente neoliberal. Para ellos el mercado es el único medio para la asignación más eficiente de los recursos. Allí se genera un orden espontáneo, donde la competencia es el mecanismo básico de acción entre los individuos. De hecho, según Hayek (1968), son los individuos persiguiendo sus propios intereses y beneficios los que determinan la marcha de la sociedad.
Allí no hay lugar para la razón ni para una ética de solidaridad o altruismo.
Hayek (1990) sostiene que: "La competencia no es otra cosa que un
ininterrumpido proceso de descubrimiento, presente en toda evolución, que nos lleva a responder inconscientemente a nuevas situaciones. Es la renovada competencia, y no el consenso, lo que aumenta cada vez más nuestra eficacia".
Esto explica varias de las posturas sostenidas en el campo de las políticas
sociales. La fuente de los principios no está en el análisis ético sino en las
relaciones de mercado: "En un verdadero sistema de libre empresa, los derechos
de los individuos y su propiedad son sagrados y no pierden su valor debido a
conceptos filosóficos, como el bien público, o el interés público o el bien
común" (Block, 1992). En el mismo sentido, el ambientalismo del libre mercado
reniega de discusiones ética tales como las que consideran si los animales y
plantas pueden ser sujeto de derechos, y en cambio afirma que:
Esta postura va de la mano con la que privilegia el individualismo frente a
las acciones colectivas, que consecuentemente se debilitan. Los seres humanos
no tienen fines últimos compartidos. La minimización de la política y el
Estado se reflejan en la propuesta de Hayek de un orden distinto a la
democracia, y que llama demarquía. Para Hayek no puede existir algo como una
justicia social porque el orden emergente del mercado es espontáneo y está
basado en individuos que buscan su propio beneficio. (Gudynas, 2000)
De esta forma, la regulación se presenta como una "autolimitación" que se imponen las propias empresas que adoptan un "discurso" y un marketing ambiental: incluso es importante el mercado de los productos "no contaminantes" que basan su propaganda en que, por ejemplo, no contienen compuestos de flúor carbono que deterioran la cada de ozono, o automóviles supuestamente ecológicos porque contaminan un poco menos por que tienen un convertidor catalítico.
Aun cuando en muchas empresas encontramos la adopción de estándares regulatorios provenientes de las casas matrices, es común escuchar denuncias que algunas de estas firmas se radican en países latinoamericanos buscando evadir las regulaciones ambientales y los mecanismos de control de los países de origen. En materia de las normas de medio ambiente del trabajo la situación suele ser similar.
En muchos países de América Latina la situación se torna aún más crítica con el proceso de privatización de la seguridad social y con la adopción de esquemas de economía abierta que tratan de salir del esquema de industrialización sustitutiva por medio de modelos de desarrollo "exógeno" que, en muchos casos, privilegian las exportaciones con ventajas comparativas de "recursos" naturales, con el consecuente deterioro de los mismos y del medio ambiente(Universidad de Chile, 2000).
Las exigencias de la "competitividad" para participar de un comercio internacional cada vez más influenciado por el "dumping social" y el "dumping ambiental" y para atraer capitales hacen de las regulaciones ambientales y laborales– en el pensamiento de muchos de nuestros formadores de políticas – graves "obstáculos al desarrollo".
Pero es precisamente en los graves problemas que generan esas prácticas, como lo son la creciente polarización social e internacional y el evidente deterioro de los ecosistemas globales que surge una conciencia crítica que sustenta nuevos esquemas de regulación.
Estamos frente dos aspectos positivos que puede traernos el actual proceso de mundialización:
el surgimiento de un modelo de acción humana que armonice los aspectos éticos, económicos y ecológicos centrándose en una vocación de solidaridad comunitaria y
el creciente papel del derecho internacional y la ampliación de los derechos de la tercera generación
Los derechos de tercera generación exigen de una acción de la comunidad internacional, ya que no puede haber desarrollo, ni protección del medio ambiente, ni paz, ni reconocimiento del "patrimonio común de la humanidad, ni consiguientemente vigencia efectiva de esos derechos sin una acción internacional, que viene manifestándose, en instrumentos como la Declaración de Estocolmo (Declaración de las Naciones Unidas sobre el medio humano" de 1972), la Declaración de Río (Declaración sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992), el Convenio sobre la Diversidad Biológica y el Protocolo de Cartagena sobre la materia, el Convenio de Basilea de 1989 sobre control de los movimientos transfronterizos de los derechos peligrosos y su eliminación así como las normas contenidas en los tratados de integración, de libre comercio y los tratados bilaterales.
En todos nuestros países son crecientes los intentos de aplicación de esta normativa internacional, así como la toma de conciencia paulatina de sectores sociales críticos cada vez más importantes que asumen lo que Guattari (1989) llamaba luchas del deseo y exigen el cumplimiento de las normas y la adopción de políticas ambientales y sociales contrapuestas a los esquemas ideológicos hegemónicos (Anderson y Leal, 1991) y a la concentración del poder financiero, tecnológico y político (Chonchol, 2000).

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viernes, 14 de noviembre de 2008

El poema de Gilgamesh
LA LEYENDA DE GILGAMESH
Tablilla I
(I)
Aquel que vio todo [hasta los confine]s de la tierra, [Que todas las cosa]s
experimentó, [conside]ró todo. [...] juntamente [...], [...] de sabiduría, que
todas las cosas.[..]. (5) Lo [o]culto vio, [desveló] lo velado. Informó antes del
Diluvio, Llevó a cabo un largo viaje, cansado y [derren]gado. Todo su afán
grabó en una estela de piedra. De la terraplenada Uruk el muro construyó,
Del reverenciado Eannal, el santuario puro.
¡Contempla su muralla exterior, cuya cornisa es como el cobre! ¡Mira la
muralla interior, que nada iguala! ¡Advierte su umbral, que de antiguo viene!
Acércate a Eanna, la morada de Istar, Que ni un rey futuro, ni un hombre,
puede igualar. Levántate y anda por los muros de Uruk, Inspecciona la
terraza de la base, examina sus ladrillos:
¿No es obra de ladrillo quemado? ¿No echaron sus cimientos los Siete
[Sabios]?

Falta el resto de la columna.
Un fragmento hitita [cf. J. Friedrich, ZA,
XXXIX (1929), 2-5] corresponde en parte a la porción inicial
deteriorada de nuestra columna 1l y, por ende, parece contener algo del
material del final de la I columna. De tal fragmento se desprende que
varios dioses intervienen en la formación de Gilgamesh, al que dotaron
de talla sobrehumana. Finalmente, Gilgamesh llega a Uruk.

(II)

Dos tercios de él son dios, [un tercio de él es humano]. La forma de su
cuerpo[...] (3-7) (líneas mutiladas o ausentes) (8) [...] como un buey salvaje
altivo [...]; El empuje de sus armas no tiene par. Mediante el tambor se
reúnen [sus] compañeros. Los nobles de Uruk están som[bríos] en [sus
cáma]ras:
«Gilgamesh no deja el hijo a [su] padre; [Día] y [noche] es desenfrenada su
arro[gancia]. [¿Es éste Gilga]mes, [el pastor de la amurallada] Uruk? ¿Es éste
[nuestro] pastor, [osado, majestuoso, sabio]?
[Gilgamesh] no deja [la doncella a su madre], ¡La hija de guerrero, [la esposa
del noble]! Los [dioses escucharon] sus quejas. Los dioses del cielo del señor
de Uruk [ellos... ]:
«¿No parió [Aruru] este fuerte buey salvaje? [El empuje de sus armas] en
verdad no tiene par. Mediante el tambor se reúnen sus [compañeros].
Gilgamesh no deja el hijo a su padre; Día y noche [es desenfrenada su
arrogancia].
¿Es éste el pastor de [la amurallada] Uruk? ¿Es éste su [...] pastor, Osado,
majestuoso (y) sabio?...
Gilgamesh no deja la doncella a [su madre], ¡La hija del guerrero, la esposa
del noble!»
Cuando [Anu] hubo escuchado sus quejas, A la gran Aruru llamaron: «Tú,
Aruru, creaste [el hombre]; Crea ahora su doble; Con su corazón tempestuoso
haz que compita. ¡Luchen entre sí, para que Uruk conozca la paz!»
Cuando Aruru oyó esto, Un doble de Anu en su interior concibió. Aruru se
lavó las manos, Cogió arcilla y la arrojó a la estepa. [En la este]pa creó al
valiente Enkidu, Vástago de..., esencia de Ninurta. [Hirsu]to de pelo es todo
su cuerpo, Posee cabello de cabeza como una mujer. Los rizos de su pelo
brotan como Nisabal.
No conoce gentes ni tierra: Vestido va como Sumuqan. Con las gacelas pasta
en las hierbas, Con las bestias salvajes se apretuja en las aguadas, Con las
criaturas pululantes su corazón se deleita en el agua.
(Ahora bien) un cazador, un trampero, Se le encaró en el abrevadero [Un]
día, un segundo y un tercero Se le encaró en el abrevadero Cuando el cazador
le vio, su faz se inmovilizó.
El y sus animales entraron en su casa, [Transido de] miedo, quieto, sin un
sonido, (Mientras) su corazón [se turbaba], nublado su rostro. Pues el pesar
había [penetrado] en su vientre; Su cara era como la [de un viejero] llegado
de lejos.

(III)

El cazador abrió [su boca] para hablar, Diciendo a [su padre]:
«Padre mío, hay [un] hombre que [ha venido de las colinas], Es el más
poder[oso de la tierra]; vigor tiene. [¡Como la esencia] de Anu, tan tremendo
es su vigor! [Siempre] recorre las colinas, [Siempre] con las bestias [se nutre
de hierba]. [Siempre planta] los pies en la aguada. [¡Tan espantado estoy,
que] no oso acercarme a él! [Cegó] las hoyas que yo había excavado,
[Destrozó] mis trampas que yo había [puesto], Las bestias y las criaturas del
llano [Hizo escapar de mis manos]. [¡No permite que] me dedique a la caza!»
[Su padre abrió la boca para hablar], Diciendo al cazador:
«[Hijo mío], en Uruk [vive] Gilgamesh. [Nadie hay más fuerte] que él.
[¡Como la esencia de Anu, tan tre]mendo es su vigor! [Ve, pues; hacia Uruk
dirige] tu faz, [Refiérele] el poder del hombre. [Haz que te entregue una
ramera]. Lléva(la) [contigo]; (20) [Prevalecerá sobre él] a causa de [un
mayor] poder. [Cuando abreve los animales en] la aguada, [Se quitará] el
ves[tido, mostrando desnuda] su madurez. [En cuanto vea] a ella, a ella se
acercará. ¡Le rechazarán las bestias [que crecieron] en su estepa!»
[Oyendo] el consejo de su padre, El cazador avanzó [hacia Gilgamesh].
Emprendió el camino, en Uruk puso [el pie]:
«[... ] Gilga[mes... ], Hay un hombre [que ha venido de las colinas], (30) El
más poder[oso de la tierra; vigor tiene]. Como la esencia de Anu, tan
tremendo es [su vigor]. [Siempre] recorre las colinas, Siempre con las bestias
[se nutre de hierba]. Siempre [planta] los pies en la aguada. ¡Tan espantado
estoy que no oso acercarme a [él]! Cegó las hoyas que [yo] había excavado,
Destrozó mis trampas [que yo había puesto], Las bestias y las criaturas [del
llano] Hizo escapar de mis manos. ¡No permite que me dedique a la caza!»
(40) Gilgamesh le dijo, [a]l cazador:
«Ve, cazador mío; lleva contigo una ramera. Cuando abreve los animales en
la aguada, Se quitará el vestido, mostrando desnuda su madurez. En cuanto la
vea, a ella se acercará. ¡Le rechazarán las bestias que crecieron en su estepa!»
Fuese el cazador, llevando con él una ramera. Emprendieron el camino,
yendo rectos en su dirección. Al tercer día al sitio indicado llegaron. El
cazador y la ramera se sentaron en sus lugares.
(50) Un día, un segundo día, estuvieron sentados, junto a la aguada. Las
bestias salvajes llegaron a la aguada a beber.

(IV)

Las criaturas pululantes llegaron, deleitándose su corazón en el agua. En
cuanto a él, Enkidu, nacido en las colinas - Con las gacelas pasta en las
hierbas, Con las bestias salvajes se abreva en la aguada, Con las criaturas
pululantes su corazón se deleita en el agua -
La moza le contempló, al salvaje, Al hombre bárbaro de las profundidades
del llano:
«¡Ahí está, oh moza! ¡Desciñe tus pechos, Desnuda tu seno para que posea tu
sazón! ¡No seas esquiva! ¡Acoge su ardor! En cuanto te vea, se acercará a ti.
Desecha tu vestido para que yazga sobre ti. ¡Muestra al salvaje la labor de
una mujer! Le rechazarán las bestias salvajes que crecen en su estepa,
Cuando su amor entre en ti».
La moza libertó sus pechos, desnudó su seno, Y él poseyó su madurez. No se
mostró esquiva al recibir su ardor. Desechó su vestido y él descansó en ella.
Mostró al salvaje el trato de una mujer, (20) Cuando su amor entró en ella.
Durante seis días y siete noches Enkidu se presenta, Cohabitando con la
moza. Después que (se) hubo saciado de sus encantos, Volvió el rostro hacia
sus bestias salvajes. Al verle, Enkidu, las gacelas huyeron, Las bestias
salvajes del llano se alejaron de su cuerpo. Sorprendióse Enkidu, su cuerpo
estaba rígido, Sus rodillas inmóviles - pues sus bestias salvajes habían huido.
Enkidu hubo de aflojar el paso - no era como antaño Pero entonces tiene
[sa]biduría, más [am]plia comprension. (30) Volvióse, sentándose a los pies
de la ramera. Mira a la cara de la ramera, Atento el oído, cuando la ramera
habla; [La ramera] le dice, a Enkidu:
«¡Tú eres [sabio], Enkidu, eres como un dios! ¿Por qué con las criaturas
silvestres vagas por el llano? ¡Ea!, deja que te lleve [a] la amurallada Uruk, Al
santo templo, morada de Anu e Istar, Donde vive Gilgamesh, perfecto en
fuerza, Y como un buey salvaje señorea sobre el pueblo».
(40) Mientras le habla, sus palabras encuentra favor, Su corazón se ilumina,
ansía un amigo. Enkidu le dice, a la ramera:
«¡Arriba, moza! Escóltame Al puro templo sagrado, morada de Anu e Istar,
Donde vive Gilgamesh, perfecto en fuerza, Y como un buey salvaje señorea
sobre el pueblo. Le retaré [y osada]mente me dirigiré a él,

V

Gritaré en Uruk: "¡Yo soy el poderoso! [Yo soy aquel] que puede alterar los
destinos, [(Aquel) que] nació en el llano es poderoso; vigor tiene"».
«[Levanta, pues, y vamos, para que vea] tu rostro. [Te mostraré Gilgamesh;
donde] está bien sé. Vamos, pues, oh Enkidu, a la amurallada [Uruk], Donde
la gente res[plande]ce en festiva indumentaria, (Donde) cada día es fiesta,
Donde [...] mozos.... (10) Y mo[z]as [...] de figura. Su sazón [...] henchida de
perfume. ¡Apartan a los grandes de sus lechos! A ti, oh Enkidu, que disfrutas
de la vida, Mostraré a Gilgamesh, el hombre jocundo.
Mírale, contempla su faz; Radiante está de virilidad, fuerza tiene. Todo su
cuerpo es suntuoso de madurez, Vigor más poderoso que tú tiene, Sin
descansar jamás de día o de noche. (20) ¡Oh Enkidu, renuncia a tu
presunción! Gilgamesh - a él estima Samas; Anu, Enlil y Ea dilataron su
sabiduría. Antes de que bajes de las colinas, Gilgamesh te verá en (sus)
sueños en Uruk:...»

Omitidas las restantes líneas de la versión asiria de la tablilla I, por
cuanto la babilónica antigua de la tablilla II comienza en este punto.

Tablilla II
VERSION BABILONICA ANTIGUA
(II)
Gilgamesh se levantó para revelar el sueño, Diciendo a su madre: «Madre
mía, durante la noche Me sentí alegre y anduve En medio de los nobles. Las
estrellas aparecieron en los cielos. La esencia de Anu descendió hacia mí.
(10) Intenté levantarlo; ¡pesaba demasiado para mí! Intenté moverlo;
¡moverlo no pude! La tierra de Uruk lo rodeaba, Mientras los nobles besaban
sus pies. Cuando afirmé mi frente, me dieron soporte. Lo levanté y lo traje a
ti».
La madre de Gilgamesh, que todo lo conoce, Dice a Gilgamesh:
«Ciertamente, Gilgamesh, uno como tú Nació en la estepa, Y las colinas le
criaron. (20) Cuando le veas, [como (de encima de) una mujer] te
regocijarás. Los nobles besarán sus pies; Tú le abrazarás y [..]. a él; Tú le
conducirás a mí».
Se acostó y vio otro [Sueño]: dice a su madre:
«[Madre mía], vi otro [...] en la confusión. En la calle [De] Uruk de amplios
mercados Había un hacha, y (30) Se habían reunido alrededor de ella.
Singular era la forma del hacha. En cuanto la vi, regocijéme. Me gustó, y como
si fuera una mujer, Me atrajo. La cogí y la coloqué En mi costado».
La madre de Gilgamesh, que todo lo conoce, [Dice a Gilgamesh]:
(laguna breve)

(II)
«Porque hice que rivalizara contigo». Mientras Gilgamesh revela su sueño,
Enkidu se halla sentado ante la ramera.
[... ] ellos dos.
[Enki]du olvida dónde nació. Durante seis días y siete noches Enkidu sale,
Cohabitando con la m[oza]. Después la ramera abrió la boca, (10) Diciendo a
Enkidu:
«Según te veo, Enkidu, te has hecho como un dios; ¿Por cuál motivo con las
criaturas salvajes Tú recorres la llanura? Levántate, te guiaré A Uruk, de
amplios mercados, Al templo santo, morada de Anu; Enkidu, levántate, te
guiaré A Eanna, morada de Anu, Donde vive [Gilgamesh, cabal] en sus
hazañas, (20) Y tú, co[mo...], Amarás [a él como] a ti mismo. ¡En pie, álzate
del suelo, Lecho del pastor!»
Escuchó sus palabras, aprobó su alocución; El consejo de la mujer Cayó en
su corazón. Ella se quitó (sus) vestidos; Con una (prenda) le ciñó, Con la otra
prenda (30) Vistió a sí misma. Tomándole de la mano, Le lleva como una
madre A la junta de los pastores, Al sitio del redil.
En torno a él los pastores se apiñaron.
(faltan varias líneas)

(III)
La leche de las criaturas salvajes Solía mamar. Comida dispusieron ante él;
Se atragantó, boqueó Y abrió mucho los ojos. Nada sabe Enkidu De comer
manjares; A apurar bebida fuerte No le habían enseñado. (10) La ramera
abrió la boca, Diciendo a Enkidu:
«Come el alimento, Enkidu, Porque es deber de vida; Consume la bebida
fuerte, porque es costumbre de la tierra». Enkidu comió el alimento, Hasta
que se hubo saciado; De bebida fuerte apuró Siete copas. Despreocupado se
hizo su talante (y) alegre, Su corazón exultó Y su cara resplandeció. Frotó [la
excrecencia velluda], El pelo de su cuerpo, Ungióse con óleo, Se hizo
humano. Se puso vestidos, ¡Es como un novio! Empuñó su arma Para
espantar los leones, A fin de que los pastores puedan descansar de noche.
Apresó lobos, Capturó leones, Los principales ganaderos reposaron
sosegados; Enkidu es su centinela, ¡El hombre atrevido, El héroe único!
A [...] dijo:
(faltan varias líneas)


(IV)
Festejó.
(faltan unas ocho líneas)
Cuando levantó los ojos, contempló un hombre. Dice a la ramera:
«¡Trae a ese hombre, moza! ¿Por qué vino aquí? Hazme oír su nombre».
La ramera llamó al hombre. Yendo hasta él y diciéndole:
«Señor ¿ a dónde te apresuras ? ¿Cuál es tu afanoso rumbo?»
(20) El hombre abrió la boca, diciendo a En[kidu]:
«En la casa del consejo se ha [entremetido], Que se reserva para la gente, ...
para himeneo. En la ciudad ha acumulado profanación. Imponiendo extrañas
cosas a la infausta ciudad. Para el rey de Uruk, la de amplios mercados, (30)
El tambor del pueblo suena para la elección nupcial.
Para Gilgamesh, rey de Uruk, la de amplios mercados, El tambor del pueblo
suena Para la nupcial elección, A fin de que con legítimas mujeres se ayunte.
Él es el primero, El marido viene después. Por el consejo de los dioses (así)
fue ordenado.
¡Al cortar su cordón umbilical Se decretó así para él!»
A estas palabras del hombre Su rostro palideció.
(faltan unas 3 líneas)


(V)
(faltan unas 6 líneas)
[Enkidu] camina [delante] Y la moza en pos de él. Cuando entró en Uruk, la
de amplios mercados, (10) La población le rodeó. Cuando se detuvo en la
calle De Uruk, la de amplios mercados, El pueblo se juntó, Diciendo de él:
«¡Es como Gilgamesh en persona! Aunque de talla más baja, Tiene los
huesos más recios. [...] [Es el más fuerte de la tierra]; vigor tiene. (20) La
leche de las criaturas salvajes Solía mamar. En Uruk (habrá) un constante
(resonar de) armas».
Los nobles se regocijaron:
«¡Un héroe ha aparecido Para hombre del mismo porte! Para Gilgamesh, igual
a un dios, Su igual ha comparecido».
Para Ishtar el Se dispone. Gilgamesh. [. . ], De noche . . [ . ], Cuando se
acerca, [Enkidu] se yergue en la calle Para cerrar el paso A Gilgamesh [... ]
en su poder.
(faltan unas 3 líneas)


(VI)
(faltan unas 5 líneas)
Gilgamesh [...] En la estepa [...] Brota [...] Se levantó y [...] (10) Ante él.
Se encontraron en el Mercado de la Tierra. Enkidu atrancó la puerta Con su
pie, Impidiendo que Gilgamesh entrase. Se asieron uno a otro, Enlazados con
fuerza, como toros. Destrozaron la jamba, Mientras el muro se estremecía.
Gilgamesh y Enkidu (20) Se asieron uno a otro, Enlazados con fuerza, como
toros; Destrozaron la jamba, Mientras el muro se estremecía. Cuando
Gilgamesh dobló la rodilla - Con el pie en el suelo - Su furia se aplacó Y se
volvió para alejarse.
Cuando se volvió, Enkidu a él Habla, a Gilgamesh:
«Por unigénito tu madre Te concibió, ¡La vaca salvaje de las dehesas,
Ninsunna! Tu cabeza se alza sobre los hombres. ¡Realeza sobre la gente Enlil
te ha concedido!»


Tablilla III
VERSION BABILONICA ANTIGUA
Los fragmentos del texto ponen en evidencia que Gilgamesh se
propone salir contra el monstruoso Huwawa [asirio: Humbaba], que
vive en la Selva de los Cedros. Enkidu procura disuadirle, pero el
empeño de Gilgamesh resulta evidente en las siguientes líneas de la
Versión Babilónica Antigua

(3) Gilgamesh abrió la boca, Diciendo a [Enkidu]:
«¿Quién, amigo mío, puede escalar al cie[lo]? Sólo los dioses [viven]
eternamente bajo el sol Para la humanidad, contados son sus días; Ecl 1:2
¡Cuanto ejecuta no es sino viento! Incluso tú temes la muerte. (10) ¿Qué hay
de tu poder heróico? Deja que vaya delante de ti, Haz que tu boca me grite,
"¡Avanza; no temas! Si yo cayere, habré conquistado nombradía:
"Gilgamesh", dirán, "contra el fiero Huwawa ha caído". (Mucho) después que
Mi estirpe haya nacido en mi casa».

Del texto fragmentario de las tablillas IV y V se colige que la
arriesgada expedición de los dos héroes contra Huwawa se remata con
éxito.


Tablilla III
Él se lavó la sucia cabellera, acicaló sus armas, La trenza de su pelo sacudió
contra su espalda. Arrojó sus manchadas (cosas), se puso otras limpias, Se
envolvió en un manto franjeado y se abrochó un ceñidor. Cuando Gilgamesh
se hubo puesto la tiara, La gloriosa Istar levantó un ojo ante la belleza de
Gilgamesh:
«¡Ven, Gilgamesh, sé tú (mi) amante! Concédeme tu fruto. Serás mi marido y
yo seré tu mujer. (10) Enjaezaré para ti un carro de lapislázuli y oro, Cuyas
ruedas son áureas y cuyas astas son de bronce. Tendrás demonios de la
tempestad que uncir a fuer de mulas poderosas. En la fragancia de los cedros
entrarás en nuestra casa. Cuando en nuestra casa entres, ¡El umbral (y) el
tablado besarán tus pies! ¡Se humillarán ante ti reyes, señores y príncipes! El
producto de colinas y de llano te ofrecerán por tributo. Tus cabras
engendrarán crías triples, tus ovejas gemelos, Tu asno en la carga sobrepujará
a tu mula. Los corceles de tu carro serán famosos por su carrera, [¡Tu buey]
bajo el yugo no tendrá rival!»
[Gilgamesh] abrió la boca para hablar, [Diciendo] a la gloriosa Istar:
«[¿Qué daré] a ti para que pueda tomarte en matrimonio? [¿Te daré aceite]
para el cuerpo y vestidos? [¿Daré] pan y vituallas? [... ] comida digna de la
divinidad, [... ] bebida propia de la realeza.
(29-31) (mutilado)
[¿... si yo] te tomo en matrimonio? [No eres más que un brasero que se
apaga] con el frío; Una puerta trasera [que no] detiene la ráfaga ni el huracán;
Un palacio que aplasta al valiente [...]; Un turbante cuyo amparo [...]; Pez
que [ensucia] a los porteadores; Odre que [empapa] al que lo carga; Piedra
caliza que [comba] el baluarte de piedra; (40) Jaspe [que ... ] país enemigo;
¡Calzado que [oprime el pie] de su propietario! ¿A cuál amante amaste
siempre? ¿Cuál de tus pastores plugo [a ti constantemente]?
Vamos, y men[cionaré para ti] tus amantes:

De...[.. ] Para Tammuz, el amante de tu juventud, Has ordenado llantos año
tras año. Habiendo amado al pintado pájaro pastor, Le lastimas, rompiendo su
ala. (50) En los sotos permanece, chillando: "¡Mi ala"!
Después amaste a un león, perfecto en fuerza; Siete hoyas y siete cavaste
contra él. Luego a un garañón amaste, famoso en la batalla; El látigo, el
acicate y la brida ordenaste para él. Decretaste para él un galope de siete
leguas, Decretaste para él una bebida de agua cenagosa; ¡Para su madre,
Silili, ordenaste gemidos!
Después amaste al guardián del rebaño, El cual siempre amontonó para ti
pasteles, (60) A diario sacrificó cabritos por ti; Pero tú le afligiste, trocándole
en lobo, Para que sus gañanes le ahuyentaran, Y sus perros le mordieran las
ancas.
Luego amaste a Isullanu, jardinero de tu padre, Que te ofrecía siempre cestas
de dátiles, Y diariamente adornó tu mesa. Tus ojos se levantaron hasta él, tú
fuiste a él: "Oh Isullanu mío, ¡probemos tu vigor! ¡Extiende tu «mano» y toca
nuestra «modestia»!"
(70) Isullanu te dijo: "¿Qué deseas de mí? ¿Acaso no coció mi madre, no he
comido, Para que yo pruebe el manjar hediondo, impuro? ¿Protegen las cañas
del frío?".
Cuando le oíste [hablar] así, Le castigaste y le convertis[te] en un topo. Le
colocaste en medio de. . [. ]; No puede subir... no puede bajar... Si me amas,
[me tratarás] como a ellos».
Cuando Istar oyó esto, (80) Istar se enfureció y [ascendió] al cielo. Se
adelantó Istar ante Anu, su padre, A Antum, su madre, fue y [dijo]:
«Padre mío, ¡Gilgamesh ha acumulado insultos sobre mí! Gilgamesh ha
enumerado mis hediondos hechos, Mi fetidez y mi impureza».
Anu abrió la boca para hablar, Diciendo a la gloriosa Istar:
«Pero, en verdad, tú incitarías. [. .], Y por ello Gilgamesh ha citado tus
hediondos hechos, (91) Tu fetidez y tu impureza».
Istar abrió la boca para hablar, Diciendo a [Anu, su padre]:
«Padre mío, ¡ hazme el Toro del Cielo [para que castigue a Gilgamesh], [Y ]
llene a Gil[games ...]! Si tú [no me haces] [el Toro del Cielo], Quebraré [las
puertas del mundo inferior], Yo haré [ ... ], Yo [levantaré los muertos roídos
(y) vivos], (100) ¡Para que los muertos superen a los vivos!»
Anu [abrió la boca para hablar], Diciendo [a la gloriosa Istar]:
«[Si hago lo que me] pides, [Habrá] siete años de cáscaras (hueras). ¿Has
cosechado [grano para la gente]? ¿Has cultivado hierba [para las bestias]?»
[Istar abrió la boca] para hablar, [Diciendo a A]nu, su padre:
«[Grano para la gente] he almacenado, (110) [Hierba para las bestias] he
proporcionado. [Si ha de haber siete] años de cáscaras, [He reu]nido [grano
para la gente], [He cultivado] hierba [para las bestias]».

El estado fragmentario de las líneas 114-128 impide su traducción. Sin
embargo, se desprende de ellas que Anu cedió a la petición de Istar,
porque el Toro baja y mata centenares de hombres con sus dos
primeros resuellos.

Con [su] tercer resoplido [saltó] contra E~lkidu. (130) Enkidu paró su
embestida. Brincó a lo alto Enkidu, asiendo al Toro del Cielo por los cuernos.
El Toro del Cielo lanzó [su] espuma a [su] cara, Le restregó con lo espeso de
la cola.
Enkidu abrió la boca para hablar, Diciendo [a Gilgamesh]:
«Amigo mío, nos hemos preciado [...]».

Las líneas 137-151 están mutiladas, pero las incidencias de la lucha se
manifiestan en las siguientes.

(152) Entre el cuello y las astas [hincó] su espada. Cando hubieron matado al
Toro, arrancaron su corazón, Colocándolo ante Samas. Retrocedieron y
rindieron homenaje a Samas. Los dos hermanos se sentaron.
Entonces Istar subió al muro de la amurallada Uruk, Se encaramó en las
almenas, pronunciando una maldición:
«¡Ay de Gilgamesh porque me injurió Matando al Toro del Cielo!»
(160) Cuando Enkidu oyó estas palabras de Istar, Arrancó el muslo derecho
del Toro del Cielo Y lo lanzó a su cara:
«Si pudiera atraparte, como a él Te trataría. ¡Sus entrañas colgaría a tu lado!»
(A esto) Istar congregó a las consagradas, Las mozas (de placer) y las
rameras (del templo). Sobre el muslo derecho del Toro del Cielo lanzó un
lamento.
Pero Gilgamesh llamó a los artífices, a los armeros, A todos (ellos). (170) Los
artesanos admiraron la grosura de sus cuernos: Cada uno está compuesto de
treinta minas de lapislázuli; La capa superior de cada uno tiene dos dedos (de
grueso); Seis medidas de aceite, la capacidad de los dos, Ofreció como
unción a su dios, Lugalbanda.
(Los) llevó y suspendió en su alcoba principesca. En el Éufrates se lavaron
las manos, Se abrazaron a medida que caminaban, Atravesando la calle
comercial de Uruk. La gente de Uruk se reúne para contemplar[los].
(180) Gilgamesh a las tañedoras de lira [de Uruk] 1 Sm 18:7 Dice (estas)
palabras:
«¿Quién es el más espléndido entre los héroes? ¿Quién el más glorioso de los
hombres?» «Gilgamesh es el más espléndido entre los héroes, [Gilgamesh es
el más glori]oso de los hombres».
(186-188) (mutilado)
Gilgamesh en su palacio festeja. (190) Yacen los héroes en sus lechos
nocturnos. También Enkidu está acostado, viendo un sueño. Se levantó
Enkidu a relatar su sueño, Diciendo a su amigo:
«Amigo mío, ¿por qué los grandes dioses se juntan en consejo?»

Tablilla VII
Las dos primeras columnas de esta tablilla, el sueño de Enkidu, faltan
en la Versión Asiria.

«[...]... Entonces llegó la luz del día».
[Y] Enkidu respondió a Gilgamesh:
«[O]ye el sueño que tuve anoche: Anu, Enlil, Ea y el celestial Samas
[Celebraban consejo].
Y Anu dijo a Enlil: "Porque el Toro del Cielo mataron, y a Huwawa Mataron;
por consiguiente", dijo Anu, "uno de ellos, Aquel que taló los montes del
cedro, [Debe morir]".
Pero Enlil dijo: (10) "¡Enkidu debe morir; Pero Gilgamesh no morirá!
Entonces el celeste Samas respondiá al bravo Enlil:
¿No mataron por orden mía Al Toro del Cielo y a Huwawa? ¿Debe ahora el
inocente Enkidu perecer?"
Pero Enlil se enfrentó Iracundo con el celestial Samas: "Porque muy
semejante A un camarada suyo, tú bajaste a diario hasta ellos"».
Enkidu cayó (enfermo) ante Gilgamesh. Y mientras susl lágrimas se
deslizaban (dijo):
«¡ Oh hermano mío, mi querido hermano! ¡ A mi tenían que Perdonar a
expensas de mi hermano!»
(20) Además:
«¿Tengo yo junto al espíritu (de los muertos) Que sentarme, en la puerta del
espíritu, (Y) jamás de nuevo [contemplar] a mi querido hermano con (mis)
ojos?»

El resto se ha perdido. En una postrera revisión de su existencia,
Enkidu parece lamentar los sucesos que le han llevado a tan triste
trance, maldiciendo las etapas sucesivas de su vida predestinada. Una
de sus maldiciones, conservadas en un fragmento asirio, se dirige
contra la puerta que lisió su mano.

(36) Enkidu [...] levantó [sus ojos], Hablando a la puerta como si [fuera
humana]: «¡Tú, puerta de los bosques, incom[prensiva], No dotada de
entendimiento! (40) A veinte leguas de distancia elegí tu bosque, (Mucho)
antes de que contemplara el cedro altivo. No tiene igual tu bosque [en la
tierra]. Seis docenas de codos es tu altura, dos docenas tu anchura, [...] Tu
poste, tu poste contera, tu poste tirador [...]. Un maestro de artífices de
Mppur te construyó [...]. Si hubiese sabido, oh puerta, que esto [sucedería] Y
que ésta [tu] belleza [...], Hubiese enarbolado el hacha, hubiese [...], ¡Hubiese
colocado un marco de caña sobre [ti]!»

Sigue una extensa laguna. Cuando el texto se restablece, Enkidu,
prosiguiendo su amargo balance, invoca la maldición de Samas sobre
el cazador.


(III)
«¡[...] destruya su riqueza, disminuya su poder! Sea su [camino repugnante]
en tu presencia. Escapen [las bestias que quiera apresar] delante de él.
¡[No] con[siga] el cazador la plenitud de su corazón!»
[Después su corazón] urgió(le) a maldecir a la ramera:
«¡Ea, moza!, decretaré (tu) [desti]no, ¡[Un desti]no que no concluirá en toda
la eternidad! Te maldeciré con maldición grandes, [Un juramento] cuyas
maldiciones pronto te abrumarán. (10) [...] exceso de tus encantos.
(11-17) (mutilado)
[...] arrojará en tu casa. [... ] el camino será tu morada, [La sombra de la
pared] será tu paradero, [... ] tus pies, [Los fatuos y los sedientos herirán] tu
mejilla.
(23-30) (mutilado)
Por mi [tú has ... ] Y por [...] sobre mí.» Cuando Samas oyó [estas palabras]
de su boca, Sin dilación le gritó [desde] el cielo:
«¿Por qué, oh Enkidu, maldices a la ramera, Que te hizo comer manjares
dignos de la divinidad, Y te dio vino propio de la realeza, Que te vistió con
nobles ropas, Y te hizo poseer el noble Gilgamesh por camarada?
(40) ¿Y Gilgamesh, tu amigo cordial, No te ofreció un lecho preclaro? Te
hizo ocupar un lecho de honor, Te colocó en el asiento de la holgura, en el
asiento de la izquierda, ¡Para que [los prín]cipes de la tierra besaran tus
plantas !
Hará que las gentes de Uruk lloren por ti (y) se lamenten, Que el pueblo
[alegre] gima por ti. Y, cuando te hayas ido, Su cuerpo de pelo intenso
cubrirá, Pondráse una piel de león y errará por la estepa».
[Cuando] Enkidu [oyó] las palabras del valiente Samas, [... ] su corazón
vejado se aquietó.
Laguna breve. Tranquilizándose, Enkidu cambia su maldición en
bendición. Habla de nuevo a la muchacha

(IV)
«Así [... ] vuelva a tu lu[gar... ] . [Reyes, prínci]pes y nobles [te] amarán.
[Ninguno por ti se] golpeará el muslo. [Por ti el anciano] meneará su barba.
[... el joven] desceñirá su cinto. [...] cornerina, lapislázuli y oro. [Así sea
retribuido] quien te mancille, [Quede su casa vacía], su colmado almacén. [A
la presencia de] los dioses [el sacerdote] te permitirá entrar, [Por ti] se
abandonará la esposa, (10) (aunque sea) madre de siete».
[... Enki]du, cuyo humor es sombrío, [...] yace a solas.
Aquella noche [comunica] sus sentimientos a su amigo:
«[Amigo mío], vi un sueño anoche: Los cielos [gemían], la tierra respondió2;
[... ] yo estaba [sol]o. [... ] su faz se oscureció. Como en [...] era su rostro. [...
como] las garras del águila eran sus zarpas. (20) [... ] él me dominó. [... ] él
salta. [... ] él me sumergió.
(23-30) (mutilado o ausente)
[ ... ] ... él me transformó, De forma que mis brazos eran [... ] como los de un
ave. Mirándome, me guía a la Casa de las Tinieblas, La mansión de Irkalla, A
la casa que no abandona quien entró en ella, Por el camino que no tiene
regreso, A la casa cuyos habitantes carecen de luz, Donde el polvo es su
vianda y arcilla su manjar. Están pergeñados como pájaros, con alas
porvestiduras, Y no ven luz, residiendo en la oscuridad.
(40) En la Casa del Polvo, en que había entrado, Contemplé [gobernantes] sin
sus coronas; [Vi príncipes], a los (nacidos) para la corona, Que habían regido
la tierra desde días pretéritos. [Estos dobl]es de Anu y Enlil servían carnes
asadas; Servían pasteles y escanciaban Agua fresca de los odres.
En la Casa del Polvo, en que había entrado, Reside el sumo sacerdote y el
acólito, Reside el encantador y el extático, Residen los lavadores, ungidores
de los grandes dioses. Reside Etanal, reside Sumuqan.
(50) Ereskigal [vive allí], Reina del submundo, [Y Belit-]Seri, registrador del
mundo inferior, se arrodilla ante ella. [Ella mantiene una tablilla] y la lee.
[Levantando] su cabeza, me contempla:
[Diciendo: "¿Quién] trajo a éste aquí?"»

Falta el resto de la tablilla en la Versión Asiria, pero pueden destacarse
los siguientes fragmentos

(4) «¡Recuerda todos mis viajes [con él]! Mi amigo vio un sueño cuyos
[augurios] eran des [favorables]:
El día en que vio el sueño terminó Abatido está Enkidu.
Un día, [un segundo día]. [El sufrimiento de] Enkidu, en el lecho, [aumenta].
Un tercer día, un cuarto día [... ]. (10) Un quinto día, un sexto y un séptimo;
Un octavo, un noveno [y un décimo día], El sufrimiento de Enkidu, en el
lecho, [aumenta]. Un undécimo y un duodécimo día [... ]. [Abatido] está
Enkidu en su lecho [de dolor].
Al fin llamó a Gilgamesh [y le dijo]:
"Amigo mío, [...], ¡me ha maldecido! [No] como el que [cae] en batalla
[moriré], Pues temí la batalla [... ]. Amigo mío, el que [muere] en la batalla
[es bendecido]. Pero yo, [.. ]"»

Tablilla VIII (anverso, I)

Al primer resplandor del alba Gilgamesh dijo a su amigo:
«Enkidu, tu [ma]dre una gacela, un onagro tu padre, te [engendraron].
Aquellos cuya señal son sus colas te criaron, y el ganado De la llanura y de
todos los pastos. ¡Ojalá las huellas de Enkidu en el Bosque de los Cedros
Lloren por ti, jamás callen noche y día! Así los mayores de la amplia y
amurallada Uruk lloren por ti. [Llore por ti] El dedo que se extienda detrás de
nosotros bendiciendo. Llore por ti Y despierte ecos en la campiña como si
fuera tu madre. Llore por ti [... ] En cuyo centro nosotros... Llore por ti oso,
hiena, [pantera], (10) Tigre, ciervo, leopardo, león; bueyes, venado, [cabra
montés], Y las criaturas salvajes del llano. Llore por ti el río Ula [... ] Por
cuyas riberas solíamos pasear. Llore por ti el puro Eufrates, [del que
sacábamos] Agua para el odre. Lloren por ti Los guerreros de la amplia y
amurallada Uruk [... ] matamos el Toro... Llore por ti [... ]
[Quien] en Eridu ensalzó tu nombre. Llore por ti [... ] [Quien ... ] ensalzó tu
nombre. Llore por ti [... ] [Quien] proporcionó... grano para tu boca. Llore por
ti [... ] [Quien] puso ungüento en tu espalda. Llore por ti [.. ] [Quien] puso
cerveza en tu boca. Llore por ti la [meretriz] (20) [Que] te ungió con aceite
fragante. Llo[re por ti ...] [del ha]rén que [te llevó] La mujer y el anillo de tu
elecciónl.
¡Lloren los hermanos por ti como hermanas [... y crezca larga] Su cabellera
por ti [...]!»


(II)
«¡Oídme, oh ancianos, [y prestad oído] a mí! Por Enkidu, mi [amigo], lloro,
Gimiendo amargamente como una plañidera. El hacha de mi costado,
confianza de mi mano, El puñal de mi cinto, [el escudo] delante de mí, Mi
túnica de fiesta, mi más rico tocado-- ¡Un demonio [perverso] apareció
arrebatándomelos!
[¡Oh mi amigo menor], tú cazaste El onagro de las colinas, la pantera del
llano! ¡Enkidu, mi amigo menor, cazaste El onagro de las colinas, la pantera
del llano!
(10) ¡Nosotros que [vencimos] todas las cosas, escalamos los montes], Que
prendimos el Toro [y lo matamos], ¡Afligimos a Hubaba, que [vivía en el
Bosque de los Cedros]! ¿Cuál es el sueño que se adueño [de ti]? ¡Ignoras y no
[me] oyes!»
Pero no levanta [sus ojos]; Tocó su corazón, pero no late. Entonces veló (a
su) amigo como una desposada[... ], Arrebatado cerca de él como un león,
Como una leona privada de [sus] cachorros. (20) Va y viene ante [el lecho],
Arrancándose (el pelo) y esparciéndo[lo ...], Jer 16:6; 48:37 ¡Desgarrando y
diseminando (su) atuendo [Como si estuviera] im[puro]! Al primer arrebol
[del alba], Gil[games...].
Entonces Gilgamesh envió un pregón al país: «Oh forjador [... ], Batidor de
cobre, aurífice, lapidario: ¡Haced a mi amigo [ ... ] ! » [Entonces] formó una
estatua para su amigo, El amigo cuya estatura [... ]:
«[...], de lapislázuli es tu pecho, de oro tu cuerpo, [... ]».


(III)
«Un lecho [de honor te hice ocupar], Te coloqué [en el asiento de la holgura,
en el asiento de la izquierda], Para que los príncipes de la tierra [besaran tus
pies]. Haré que las gentes [de Uruk] lloren por ti (y) [se lamenten], Que el
pueblo alegre [gima por ti]. Y, cuando te hayas ido, [Cubriré mi cuerpo de
pelo intonso] Y, vistiendo una piel [de león, erraré por la estepa].»
Al primer arrebol del alba, [Gilgamesh] Aflojó su banda [...].

El resto de la tablilla falta o su estado fragmentario impide su traducción,
salvo en el caso de las líneas siguientes

(V)
(45) Al primer resplandor del alba, Gilgamesh formó [... ], Sacó una ancha
mesa de madera elammaqu, Llenó de miel una jarra de cornerina, Llenó de
requesón una jarra de lapislázuli, [... ] decoró y expuso al sol.

Tablilla IX
(I)
Por Enkidu, su amigo, Gilgamesh Llora sin duelo, mientras vaga por el llano:
«Cuando muera, ¿no seré como Enkidu? El espanto ha entrado en mi vientre.
Temeroso de la muerte, recorro sin tino el llano. Hacia Utnapishtiml, hijo de
Ubar-Tutu, Para avanzar velozmente he emprendido el camino. Al llegar de
noche a los pasos de la montaña, Vi el león y me amedrenté, (10) Levanté mi
cabeza hacia Sin para rezar. A [... ] de los dioses fueron mis plegarias. ¡[...] tú
presérvame!»
[De noche, mientras] reposaba, despertóse de un sueño. [Había ... ], jocundos
de vida. Enarboló el hacha en su mano, Tiró [del puñal] de su cinto. Como
una fle[cha] descendió entre ellos. [Los] hirió y los acuchilló.

El resto de la tablilla IX nos relata las aventuras de Gilgamesh, que
atraviesa con éxito las tinieblas de la cordillera de Masu, custodiada
por hombres escorpiones.

Tablilla X
Esta tablilla, que narra el progreso de Gilgamesh en busca de la
inmortalidad, se halla representada por cuatro versiones distintas. No
obstante, dos de ellas, la hitita y la hurrita, se conservan en fragmentos
tan inconexos, que impiden una traducción corrida e inteligible. En
cambio, existen considerables porciones utilizables en las recensiones
Babilónica Antigua y Asiria.

VERSION BABILONICA ANTIGUA
(I)
(principio en fragmentos perdidos)
«[...]...
Con sus pieles [se viste], come carne. [. ]. ., Oh Gilgamesh, lo que no ha
ocurrido Mientras mi viento empuja las aguas.»
Samas estaba perturbado, como le correspondía; Dice a Gilgamesh:
«Gilgamesh, ¿a dónde vagas tú? La vida que persigues no hallarás.»
Gilgamesh le dice, al valiente Samas:
(10) «Después de andar (y) errar por la estepa, ¿Descansará mi cabeza en el
corazón de la tierra Para dormir a través de todos los años? ¡Deja que mis
ojos contemplen el sol, A fin de que me sacie de luz! La oscuridad se retira
cuando hay luz suficiente. ¡Ojalá el que esté en verdad muerto vea aún el
resplandor del sol!»

(II)
(Principio destruido. Gilgamesh habla a Siduri, la cervecera:)
«Aquel que conmigo soportó todas las labo[res] - Enkidu, a quien yo amaba
entrañablemente, que conmigo soportó todas las labo[res] - ¡Ha conocido el
destino de la humanidad! Día y noche he llorado por él. No le entregué para
que le sepultasen - Por si mi amigo se levantaba ante mi lamento - Siete días
y siete noches, Hasta que un gusano se deslizó de su nariz. (10) Desde su
fallecimiento no encontré vida, He vagado como un cazador por en medio del
llano. Oh cervecera, ahora que he visto tu rostro, No consientas que vea la
muerte que constantemente temo.»
La cervecera dijo a él, a Gilgamesh:

(III)
«Gilgamesh, ¿a dónde vagas tú? La vida que persigues no hallarás. Cuando
los dioses crearon la humanidad, La muerte para la humanidad apartaron,
Reteniendo la vida en las propias manos. Tú, Gilgamesh, llena tu vientre,
Goza de día y de noche. Ecl 5:18 Cada día celebra una fiesta regocijada, ¡Día
y noche danza tú y juega! Ecl 8:15 (10) Procura que tus vestidos sean
flamantes, Ecl 9:8-9 Tu cabeza lava; báñate en agua. Atiende al pequeño que
toma tu mano,
¡Que tu esposa se deleite en tu seno! ¡Pues ésa es la tarea de la [humanidad]!»
(el resto de la columna está fragmentado)

(IV)
En su cólera los destroza. Cuando regresó, sube a él. Sursunabu sus ojos
contempla. Sursunabu dice a él, a Gilgamesh:
«Dime tú, ¿cuál es tu nombre ? Soy Sursunabu, (el) de Utnapishtim el
Lejano».
Gilgamesh le dice, a Sursunabu:
«En cuanto a mí, Gilgameshs es mi nombre, Quien vino de Uruk-Eanna, (10)
Quien atravesó los montes, Un viaje distante, cuando el sol se alza. Oh,
Sursunabu, ahora que he visto tu rostro, Muéstrame a Utnapishtim el Lejano».
Sursunabi [dice] a él, a Gilgamesh.

(falta el resto)
(La Versión Asiria de la tablilla X relata los episodios del encuentro con
Siduri y con Sursunabu [Urshanabi en la Versión Asiria], y el relato de la
travesía de las Aguas de la Muerte hasta la vivienda de Utnapishtim. La parte
final de la tablilla X es:)

(V)
Gilgamesh dijo a él, a Utnapishtim:
«Para poder llegar a contemplar a Utnapishtim,
A quien llaman el Lejano Recorrí y anduve por todos los paises, Atravesé
montes abruptos, Crucé todos los mares. Mi faz no se sació de dulce sueño,
Me exasperé con el insomnio; Llené mis coyunturas de infortunio. No hubiese
alcanzado la casa de la cervecera, (30) Cuando mi ropa estaba gastada.
[Ma]té oso, hiena, león, pantera, Tigre, ciervo (y) cabra montés - Las bestias
salvajes y lo que repta del llano. Sus [carnes] comí y sus pieles ce[ñí
alrededor de mí]».

(El resto de esta columna está demasiado mutilado para poder
traducirlo. Falta el principio de la ultima columna, excepto el final de
las doctas observaciones de Utnapishtim):

(VI)
(26) «¿Construimos una casa para siempre? ¿Sellamos (contratos) para
siempre? ¿Los hermanos dividen porciones para siempre? Ecl 9,6 ¿Persiste
para siempre el odio [en la tierra]? ¿Acaso el río siempre crece (y) causa
inundaciones?
(30) La libélula [abandona] (su) vaina Para que su cara (no) pueda mirar
(sino) la cara del sol. Desde los días de antaño no hubo [permanencia]; Ecl
1,11; 1,4; 2,16 ¡Los que descansan y los muertos qué iguales [son]! ¿No
componen la misma imagen de la muerte El plebeyo y el noble, Cuando se
hallan próximos a [su destino]?
Los Anunnaki, los grandes dioses, se congregan; Mammetum, hacedor del
destino, con ellos decreta el hado: Muerte y vida determinan. Dt 30,19 (Pero)
de la muerte los días no se revelan».

Tablilla XI
Gilgamesh le dijo, a Utnapishtim el Lejano:
«Cuando te miro, Utnapishtim, Tus rasgos no son extraños; incluso como yo
eres. Tú no eres extraño; antes bien, como yo eres. ¡Mi corazón te había
imaginado como resuelto a batallar, [Pero] descansas indolente sobre tu
dorso! [Dime], ¿cómo te sumaste a la Asamblea de los dioses, En tu busca de
la vida?»
Utnapishtim dijo a él, a Gilgamesh:
«Te revelaré, Gilgamesh, una materia oculta (10) Y un secreto de los dioses
te diré: Suruppak--ciudad que tú conoces [(Y) que en las riberas del Éufrates]
está situada--, Esa ciudad era antigua (como lo eran) los dioses de su interior,
Cuando sus corazones impulsaron a los grandes dioses a suscitar el diluvio.
Estaban Anu, su padre, El valiente Enlil, su consejero, Ninurta, su asistente,
Ennuge, su irrigador. Ninigiku-Ea también estaba presente con ellos;
(20) Sus palabras repite a la choza de cañas:
"¡Choza de cañas, choza de cañas! ¡Pared, pared! ¡Choza de cañas, escucha!
¡Pared, vibra! Hombre de Suruppak, hijo de Ubar-Tutu, ¡Demuele (esta) casa,
construye una nave! Gn 6:14 Renuncia a las posesiones, busca la vida.
¡Desiste de bienes (mundanales) y mantén el alma viva!
A bordo de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivas. Gn 6:19-20
El barco que construirás, Sus dimensiones habrá que medir. (30) Igual será su
amplitud y su longitud. Gn 6:15 Como el Apsu lo techarás".
Entendí y dije a Ea, mi señor:
"[He aquí], mi señor, lo que así ordenaste Tendré a honra ejecutar. [Pero, ¿
qué] contestaré a la ciudad, a la gente y a los ancianos ?"
Ea abrió su boca para hablar, Diciendo a mí, su servidor:
En tal caso les hablarás así: "He sabido que Enlil me es hostil, (40) De modo
que no puedo residir en vuestra ciudad, Ni poner mi p[ie] en el territorio de
Enlil. Por lo tanto, a lo Profundo bajaré, Para vivir con mi señor Ea. [Pero
sobre] vosotros derramará la abundancia, [Los] pájaros [selectos], los más
excelentes peces. [La tierra se colmará] de riqueza de cosechas. [Aquel que
en el ocaso ordena] las vainas verdes, Verterá sobre vosotros una lluvia de
trigo".
Al primer resplandor del alba, La tierra se juntó [a mi alrededor].

(50-53) (demasiado fragmentario para ser traducido)

Los pequeños [llev]aban brea, Al paso que los grandes transportaban [el
resto] de lo necesario. Al quinto dia tendí su maderamen. Un acre (entero) era
el espacio de su suelo, Diez docenas de codos la altura de cada pared, Gen
6,15 Diez docenas de codos cada borde del cuadrado puentel. Preparé los
contornos (y) lo ensamblé. (60) Lo proveí de seis puentes, Dividiéndolo (así)
en siete partes. El plano de su piso dividí en nueve partes. Clavé
desaguaderos en él. Me procuré pértigas y acopié suministros. Seis (medidas)
"sar" de betún eché en el horno, Gen 6,14
Tres "sar" de asfalto [también] eché en el interior, Tres "sar" de aceite los
portadores de cestas transportaron, Aparte de un "sar" de aceite que la
calafateadura consumió, Y los dos "sar" de aceite [que] el barquero estibó.
(70) Bueyes maté para la [gente], Gen 6,21 Y sacrifiqué ovejas cada día.
Mosto, vino rojo, aceite y vino blanco [Di] a los trabajadores [para beber],
como si fuera agua del río, Para que celebrasen como en el Día del Año
Nuevo. A[brí ...] ungüento, aplicándo(lo) a mi mano. [Al sépti]mo [día] el
barco estuvo completo.
[La botadura] fue ardua, Hasta el punto de que hubieron de cambiar las
planchas de encima y de debajo, [hasta que] dos tercios de [la estructura
entra]ron [en el agua]. (80) [Cuanto tenía] cargué en él: Cuanta plata tenía
cargué en él; Cuanto oro [tenía] cargué en él; Cuantos seres vivos tenía
[cargué] en él. Gen 7,7-8 Toda mi familia y parentela hice subir al barco. Las
bestias de los campos, las salvajes criaturas de los campos, Gen 7,13-16
Todos los artesanos hice subir a bordo. Samas me había fijado un tiempo:
"Cuando aquel que ordena la intranquilidad nocturna, Envíe una lluvia de
tizón, ¡Sube a bordo y clava la entrada!~ Aquel tiempo señalado llegó: "Aquel
que ordena la intranquilidad nocturna, envía una lluvia de tizón".
Contemplé la apariencia del tiempo. El tiempo era espantoso de contemplar.
Subí al barco y clavé la entrada. Para clavar (todo) el barco, a Puzur-Amurri,
el barquero, Cedí la estructura con su contenido.
Al primer resplandor del alba, Una nube negra se alzó del horizonte. Gn 7:11
En su interior Adad truena, Mientras Sullat y Hanis van delante, (100)
Moviéndose como heraldos sobre colina y llano. Erragal arranca los postes;
Avanza Mnurta y hace que los diques sigan.
Los Anunnaki levantan las antorchas, Encendiendo la tierra con su fulgor. La
consternación debida a Adad llega a los cielos, Pues volvió en negrura lo que
había sido luz. [La vasta] tierra se hizo añicos como [una perola]. Durante un
día la tormenta del sur [sopló], Acumulando velocidad a medida que bufaba
[sumergiendo los montes], (110) Atrapando a la [gente] como una batalla.
Nadie ve a su prójimo, No puede reconocerse la gente desde el cielo. Los
dioses se aterraron del diluvio, Y, retrocediendo, ascendieron al cielo de
Anul.
Los dioses se agazaparon como perros Acurrucados contra el muro exterior.
Istar gritó como una mujer en sus dolores, La señora de dulce voz de los
[dioses] gime:
"Los días antiguos se han trocado, ¡ay!, en arcilla, Gn 7:23 Porque hablé
maldad en la Asamblea de los dioses. (120) ¿Cómo pude hablar maldad en la
Asamblea de los dioses, Ordenando batalla para destrucción de mi gente, Gn
8:21 Cuando yo misma di a luz a mi pueblo? ¡Como el desove de los peces
llena el mar!"
Los dioses Anunnaki lloran con ella, Los dioses, humildemente, están
sentados y lloran, Con los labios apretados, [... ] uno y todos. Seis días y
[seis] noches Sopla el viento del diluvio, mientras la tormenta del sur barre la
tierra.
Al llegar al séptimo día, La tormenta del sur (transportadora) del diluvio
amainó en la batalla, (130) Que había reñido como un ejército El mar se
aquietó, la tempestad se apaciguó, el diluvio cesó. Gn 8:1-2 Contemplé el
tiempo: la calma se había establecido, Y toda la humanidad había vuelto a la
arcilla. El paisaje era llano como un tejado chato.
Abrí una escotilla y la luz hirió mi rostro. Gen 8,6 Inclinándome muy bajo,
sentéme y lloré, Deslizándose las lágrimas por mi cara.
Miré en busca de la línea litoral en la extensión del mar: En cada catorce
(regiones) Emergía una comarca (montañosa).
(140) En el Monte Nisir el barco se detuvo. Gen 8,4
El Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole el movimiento,
Un primer día, un segundo día, el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave,
Impidiéndole el movimiento. Un tercer día, un cuarto día, el Monte Nisir
mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole el movimiento. Un quinto y un sexto
(día), el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole el movimiento. Al
llegar el séptimo día, Envié y solté una paloma.
La paloma se fue, pero regresó; Gn 8,8-10 Puesto que no había descansadero
visible, volvió. Entonces envié y solté una golondrina. (150) La golondrina se
fue, pero regresó; Puesto que no había descansadero visible, volvió. Después
envié y solté un cuervo. Gn 8,7
El cuervo se fue y, viendo que las aguas habían disminuido, Come, se cierne,
grazna y no regresa. Entonces dejé salir (todo) a los cuatro vientos Y ofrecí
un sacrificio.
Vertí una libación en la cima del monte. Gn 8,19-20 Siete y siete vasijas
cultuales preparé, Sobre sus trípodes amontoné caña, cedro y mirto.
Los dioses olieron el sabor, Gn 8,21 Los dioses olieron el dulce sabor, Los
dioses se apiñaron como moscas en torno al sacrificante.
Cuando, al fin, la gran diosa llegó, Alzó las grandes joyas que Anu había
labrado a su antojo:
"Dioses, tan cierto como este lapislázuli está En mi cuello, no olvidaré,
Recordaré estos días, sin jamás olvidarlos. Vengan los dioses a la ofrenda;
(Pero) no acuda Enlil a la ofrenda, Porque, sin razón, causó el diluvio Y a mi
pueblo condenó a la destrucción".
(170) Cuando finalmente llegó Enlil, y vio el barco, Enlil montó en cólera, Le
invadió la ira contra los dioses Igigi:
"¿Escapó algún alma viva? ¡Ningún hombre debía sobrevivir a la destrucción
!"
Ninurta abrió la boca para hablar, Diciendo al valiente Enlil:
"¿Quién, salvo Ea, puede maquinar proyectos? Sólo Ea conoce todo".
Ea abrió la boca para hablar, Diciendo al valiente Enlil: "Tú, el más sabio de
los dioses, tú, héroe, ¿Cómo pudiste, irrazonablemente, causar el diluvio?
(180) ¡Al pecador impón sus pecados, Al transgresor impón su transgresión!
¡(Sin embargo), sé benévolo para que no sea cercenado ! ¡Sé paciente para
que no sea des[plazado]!
En lugar de traer tú el diluvio, Ez 14,13-21 ¡Ojalá un león hubiera surgido
para disminuir la humanidad!
En lugar de traer tú el diluvio, ¡Ojalá un lobo hubiera surgido para disminuir
la humanidad!
En lugar de traer tú el diluvio, ¡Ojalá un hambre hubiera surgido para
m[enguar] la humanidad!
En lugar de traer tú el diluvio, ¡Ojalá una pestilencia hubiera surgido para
he[rir] a la humanidad!
No fui yo quien reveló el secreto de los grandes dioses.
Dejé que Atrahasis viese un sueño, Y percibió el secreto de los dioses.
¡Reflexiona ahora en lo que le atañe!"
A esto Enlil subió a bordo del barco. (190) Cogiéndome de la mano, me subió
a bordo. Subió mi mujer a bordo e hizo que se arrodillara a mi lado. De pie
entre nosotros, tocó nuestras frentes para bendecirnos:
"Hasta ahora Utnapishtim fue tan sólo humano. En adelante Utnapishtim y su
mujer serán como nosotros dioses. ¡Utnapishtim residirá lejos, en la boca de
los ríos!"
Así me cogieron y me hicieron residir lejos, En la boca de los ríos. Pero
ahora, ¿quién por ti convocará los dioses a la Asamblea, Para que encuentres
la vida que buscas? ¡Ea!, no concilies el sueño Durante siete días y siete
noches».
(200) Mientras allí se sienta sobre sus nalgas, El sueño le aventa como el
torbellino.
Utnapishtim dice a ella, a su esposa:
«¡Contempla a este héroe que busca la vida! El sueño le envuelve como una
niebla».
Su esposa dice a él, a Utnapishtim el Lejano:
«Tócale para que el hombre despierte, Para que regrese salvo por el camino
que le trajo, Para que por la puerta que salió pueda regresar a su país».
Utnapishtim dice a ella, a su esposa:
«Puesto que engañar es humano, él procurara engañarte. Gn 8,21 Anda,
prepara obleas para él, pon(las) junto a su cabeza, Y señala en la pared los
días que duerme».
Elaboró para él obleas, púso(las) junto a su cabeza, Y señaló en la pared los
días que dormía. La primera oblea se ha secado La segunda se estropeó, la
tercera está húmeda; La superficie de la cuarta blanquea; La quinta se cubre
de moho, La sexta (aún) conserva su color reciente; La séptima - en cuanto le
tocó, despertóse el hombre.
Gilgamesh dijo a él, a Utnapisthim el Lejano:
(220) «¡Apenas el sueño me ha invadido, Cuando me tocas y me despiertas!»
Utnapishtim [dice a él], a Gilgamesh:
«[Vamos], Gilgamesh, cuenta tus obleas, [Que los días que dormiste] sean
conocidos de ti: Tu [primera] oblea se ha secado, [La segunda se] estropeó, la
tercera está húmeda; La superficie de la cuarta blanquea; [La quinta] se cubre
de moho, La sexta (aún) conserva su color reciente. [La séptima] - en este
instante te despertaste».
Gilgamesh dijo a él, a Utnapishtim el Lejano:
(230) «[¿Qué] haré, Utnapishtim; Adónde iré, [Ahora] que el Despojador
hace presa en mis [miembros]? En mi alcoba acecha la muerte, ¡Y doquiera
que pon[go mi pie] está la muerte!»
Utnapishtim [dice a él], a Urshanabi, el barquero:
«Urshanabi, ¡así el desembarcadero [no tenga contento en ti], Así el lugar de
travesía a ti renuncie! ¡A aquel que vaga en su playa, niégale su playa! Al
hombre que trajiste (aquí), cuyo cuerpo está cubierto de suciedad, La gracia
de cuyos miembros pieles desfiguraron, Lleva, Urshanabi, y condúcele al
lugar del baño. (240) Que se libre de su suciedad con agua limpia como la
nieve, Que se despoje de sus pieles y el mar (las) arrastre, Que la belleza de
su cuerpo se pueda ver. Haz que renueve la banda de su cabeza, Deja que se
ponga un manto para vestir su desnudez, Que llegue a su ciudad, Que
concluya su viaje. ¡Así (su) manto no tenga color de moho, Siendo totalmente
nuevo!»
Urshanabi le llevó y condujo al lugar del baño. Se lavó la suciedad con agua
limpia como la nieve. Se despojó de sus pieles, el mar (las) arrastró, Para que
la belleza de su cuerpo se viese. (250) Renovó [la banda] que ceñía su
cabeza, Se puso un manto para vestir su desnudez, Para que lle[gase a su
ciudad], Para que concluyese su viaje. [El manto no tenía color de moho],
siendo [totalmente] nuevo.
Gilgamesh y Urshanabi subieron a la barca, [Lanza]ron la barca a las olas (y)
zarparon.
Su esposa dice a él, a Utnapishtim el Lejano:
«Gilgamesh vino aquí, penando y esforzándose. (260) ¿Qué (le) entregarás
para que regrese a su tierra?»
A aquello, él, Gilgamesh, levantó (su) pértiga, Para acercar la barca a la
playa.
Utnapishtim [dice] a él, [a] Gilgamesh:
«Gilgamesh, viniste aquí, penando y esforzándote. ¿Qué te entregaré para que
regreses a tu tierra? Revelaré, oh Gilgamesh, una cosa oculta, Y [un secreto
de los dioses] te diré: Esta planta, como el cambrón es [su ... ]. Sus espinas
pin[charán tus manos] como la rosa. Si tus manos obtienen la planta, [tú
hallarás nueva vida]».
En cuanto Gilgamesh oyó esto, Abrió la ca[ñería], Ató piedras pesadas [a
sus pies]. Le bajaron a lo profundo [y vio la planta]. Cogió la planta, aunque
pi[nchó sus manos]. Cortó las piedras pesadas [de sus pies]. El [m]ar le lanzó
a la orilla.
«Urshanabi, esta planta es una planta aparte, Por la que un hombre puede
reconquistar el aliento de su vida. (280) La llevaré a la amurallada Uruk,
Haré [... ] comer la planta. .. Su nombre será "El Hombre se hace Joven en la
Senectud".
Yo mismo (la) comeré Y así volveré al estado de mi juventud».
Después de veinte leguas comieron un bocado, Después de treinta legua
(más) se prepararon para la noche. Gilgamesh vio un pozo cuya agua era
fresca. Bajó a bañarse en el agua. Una serpiente olfateó la fragancia de la
planta; Salió [del agua] y arrebató la planta.
Al retirarse mudó de piel.
(290) A esto Gilgamesh se sienta y llora, Las lágrimas se deslizan por su
cara. [Cogió la mano] de Urshanabi, el barquero:
«¿[Para] quién, Urshanabi, mis manos trabajaron? ¿Por quién se gasta la
sangre de mi corazón? No obtuve una merced para mí. ¡Para el león de tierra
logré una merced! ¡Y la marea la llevará a veinte leguas de distancia! Cuando
abrí la cañería y [... ] el año, Hallé lo que se había puesto como señal para
mí: ¡Me retiraré, (300) Y dejaré la barca en la orilla!» Después de veinte
leguas comieron un bocado, Después de treinta leguas (más) se prepararon
para la noche. Cuando llegaron a al amurallada Uruk,
Gilgameshh dijo a él, a Urshanabi, el barquero:
"Anda, Urshanabi, ve a las almenas de Uruk. Inspecciona la terraza, examina
sus ladrillos, ¡Si su obra no es de ladrillo quemado, Y si los Siete Sabios no
echaron sus cimientos! Un `sar' es ciudad, un `sar' huertos, Un `sar' tierra
marginal; (además) el recinto del Templo de Ishtar. Tres `sar' y el recinto
incluida Uruk.
La tablilla XII se omite en este extracto, porque es un apéndice sin conexión con el poema
propiamente dicho.

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